187 infraestructuras críticas ocupan lugares inundables en Navarra

Si bien esta calificación se otorga a eventos con “baja probabilidad”, Fernando Prieto, director del Observatorio de Sostenibilidad, recuerda que “en la dana de 2024, 16.000 hectáreas que se inundaron quedaban fuera de esta lámina”, es decir, eran terrenos con una teórica probabilidad inferior a la citada de acabar bajo las aguas ante un fenómeno atmosférico como el que sacudió València hace dos años.

Estos puntos se han clasificado por parte del observatorio en cuatro categorías, en el caso de Navarra, entre las que figuran 65 infraestructuras relacionadas con población vulnerable (19 residencias de ancianos, 28 escuelas, 1 centro de educación especial, 13 de educación infantil y 4 campings); 15 de seguridad y emergencias (2 parques de bomberos y 13 puestos de la Guardia Civil); 43 relacionadas con el medio ambiente (6 radiactivas y 37 estaciones depuradores de aguas residuales); y 64 vinculadas a servicios básicos (29 instalaciones industriales, 10 subestaciones eléctricas y 25 relacionas con agua).

“Navarra no es ajena a la situación general climática que se da en otros lugares y la tendencia en la ocurrencia de episodios extremos de temperatura ya se está dando y se va a acentuar. A su vez las precipitaciones están sufriendo cambios muy drásticos con alteraciones cada vez mayores en sus extremos”, según afirma Julen Rekondo, presidente de la Funcación Clima y colaboradora en la realización del informe.

Recomendaciones

El informe del Observatorio Sostenible, además de señalar los puntos calientes de la infraestructura navarra en cuanto a riesgo de inundación, propone también una serie de recomendaciones. “Aunque se han hecho avances, se debe mejorar los sistemas de alerta temprana existentes con protocolos claros y estrictos de cumplimientos de forma preventiva. Ademas, se debería implementar una etiqueta de calificación de edificaciones e infraestructuras críticas frente al riesgo de inundaciones”, señala Julen Rekondo.

Además de medidas como la paralización de nuevas construcciones en zonas de riesgo, la revisión de los planes urbanísticos en este sentido o el retranqueo y alejamiento de la superficie urbanizada en las zonas de riesgo más elevado de los núcleos urbanos, desde el Observatorio Sostenible considera “una necesidad la gestión integral de las cuencas hidrográficas, con la implantación de soluciones basadas en la naturaleza como base, especialmente en los puntos críticos”.

Entre estas medidas, según Fernando Prieto, está la creación de llanuras de inundación antes de los municipios que suponen que “el agua llegue mucho más remansada, al contrario que lo que ocurre con un barranco donde el agua se canaliza y llega con una energía brutal y se lleva por delante absolutamente todo”.