Javier Erice Cano, alcalde de Pamplona en 1976 y uno de los fundadores de Unión Navarra de Izquierdas (UNAI), ha fallecido este domingo a los 96 años. Natural de Pamplona (08/04/1928) era médico de profesión y ejerció durante años en Marruecos antes de volver a su ciudad natal, donde trabajó como médico de familia en Potasas de Navarra. Fue elegido concejal por el Tercio Familiar y llegó a ser Alcalde de Pamplona entre febrero y octubre de 1976, fecha en la que fue destituido por el Gobernador Civil de la provincia. Fue uno de los fundadores de Unión Navarra de Izquierdas (UNAI), coalición electoral con la que concurrió como cabeza de lista a las elecciones de junio de 1977.

Después de su paso por el Partido Socialista de Navarra, Euskadiko Ezkerra, Izquierda Unida y Partido Democrático de la Nueva Izquierda, se incorporó al Partido Socialista de Navarra.

SU PASO POR LA ALCALDÍA

Fruto de un minucioso trabajo de cocina, en enero de 1976 Javier Erice se convertía en alcalde, el primero elegido por sus propios compañeros y no por el gobernador civil a dedo.

Ocho meses después de su nombramiento, Erice fue destituido tras chocar con los pesos pesados del régimen con un asunto urbanístico como telón de fondo. Pero su mandato dejó una huella imborrable. "Si hubiese que resaltar un momento de esta época, además de los Sanfermines de 1978, me quedo sin dudarlo con el día en que Javier Erice asumió la alcaldía. Aquellos días la gente de Iruñea tuvo que alucinar, algunos de alegría y otros por un enorme cabreo. Creo que para todos los integrantes del Ayuntamiento fue un momento muy especial, se empezaba una nueva etapa y no sabían cómo iba a terminar, pero todos tenían muy claro que la libertad entraba por la puerta grande en el Consistorio", señalaba Aitor Pescador en un reportaje de DIARIO DE NOTICIAS con motivo de su libro, junto con Jesús Barcos, El Ayuntamiento de Pamplona durante la Transición (1974-1979).

No en vano, fue Erice quien gritó "¡viva la libertad!" ante una abarrotada plaza del Ayuntamiento, quien se negó a vestir de frac o presidir las corridas de los Sanfermines y quien, sobre todo, se empeñó en acercarse a los ciudadanos y dar un aire democrático al Ayuntamiento.

También fue Erice el encargado de izar la ikurriña en el Ayuntamiento de Pamplona. Fue tras el pleno del 25 de enero de 1977 y ya sin ser alcalde. Tomás Caballero, su sustituto -y con quien en el futuro no faltarían las discrepancias- delegó en él para hacer en cierta medida un guiño a un alcalde "injustamente degradado", según Pescador y Barcos. Esta decisión, jaleada por muchísimos ciudadanos, fue sin embargo precedida por una enorme polémica. Los concejales más afectos al régimen se opusieron de plano a la medida y renunciaron a su cargo tras la colocación.

Entre los ediles que firmaron el acuerdo que llevó a Erice a la balconada del Ayuntamiento, tampoco faltaban las discrepancias. "Muez, por ejemplo, quería que se mantuviese la bandera de manera ininterrumpida, mientras que Caballero quería hacer más que nada un acto simbólico. ¿Y por qué era simbólico izar la ikurriña en el Ayuntamiento? Porque era un símbolo de libertad reconocido y aceptado y era también un icono de la resistencia contra el franquismo", explicaba Pescador.

Esta polémica no era más que un reflejo de la diversidad de sensibilidades que existía, también entre los concejales sociales, en lo que a la recurrente cuestión identitaria se refiere. Así, en el libro se refleja como Tomás Caballero hablaba de la pertenencia de Navarra "al conjunto vasco", aunque fijando como "ideal personal" el retorno a "la situación anterior a 1941" o como Erice defendía "la unión con Euskadi" con el fin de tener "más fuerza para pactar con el poder central" siempre y cuando no se perdiese "un ápice de independencia" para Navarra.

DONACIÓN

En mayo de 2019,  el Archivo de la Administración de Navarra recibió en donación los fondos documentales de Erice Cano, compuestos fundamentalmente por cartelería del partido Unión Navarra de Izquierdas (UNAI), y dosieres de prensa sobre distintos procesos electorales y actividad política y social de Navarra en los primeros años de la democracia.

Este “pequeño pero valioso fondo”, señaló el Gobierno foral, permite un acercamiento a la realidad sociopolítica de Navarra, desde los últimos años del franquismo hasta 1990 aproximadamente. Además, al tratarse de un partido político ya desaparecido, constituye uno de los pocos vestigios documentales que sobre el mismo se conservan. La donación se enmarca en el proyecto de Fondos Contemporáneos que el Archivo de la Administración inició con el propósito de recoger, conservar y difundir aquella documentación generada en las últimas décadas por una parte del tejido social, cultural, político o religioso, no vinculada a la actividad institucional. Es documentación relacionada con movimientos políticos, sindicales, culturales, vecinales, feministas, antimilitaristas, religiosos, o de organizaciones no gubernamentales.