El destino de Carlota Ciganda era otro. Su tío, Cuco Ziganda, es el mítico exdelantero del Athletic y actual técnico del Oviedo CF, que lucha por un puesto en el play off de ascenso de LaLiga SmartBank. Cuando era una niña, se defendía estupendamente en los campos de fútbol. Tenía todas las papeletas de acabar dándole patadas a un balón, pero cambió el popular esférico por las pequeñas y duras pelotas de golf. A sus 31 años, ya lleva 10 como jugadora profesional. Curtida en el campo de golf de Ulzama, su padre, Jesús Ciganda, forma parte de la junta directiva. Sus inicios en la élite fueron espectaculares: en 2011 logró la Orden del Mérito y se coronó como mejor golfista europea.
2021 fue un año irregular para la golfista navarra -cayó en el ranking del 15º puesto al 45-, pero ganó el Open de España y participó por segunda vez en una cita olímpica, quedando en 29ª posición en los Juegos de Tokio. Así resumía la temporada para el grupo NOTICIAS. “El año no ha sido todo lo bueno que me hubiera gustado. He tenido temporadas mejores donde he sido más consistente. Pero aprendes de todo lo que te pasa. También ha habido cosas buenas como este Open o los Juegos Olímpicos, grandes puestos en Tailandia, Singapur o Portland. Pero me hubiese gustado estar más arriba y ser más regular. El año que viene tengo ganas de seguir jugando y mejorar”.
Y lo está cumpliendo. Carlota Ziganda ha iniciado 2022 con muy buen pie. Lidera el ranking del equipo europeo para la Solheim Cup 2023, que se celebrará en la lujosa finca Cortesín de la Costa del Sol, entre Marbella y Sotogrande, diseñado también por Cabell Robinson. Vive en Scottsdale, Arizona, donde cursó la licenciatura de Administración de empresas. Forma parte de la élite del golf desde que en 2019 se metió por primera vez en los 10 primeros puestos del mundo. En este deporte dominado por las jugadoras asiáticas lo que ha hecho la jugadora navarra es una proeza. A estas alturas no son pocos los que la denominan “la nueva Jon Rahm” del circuito femenino.