No hay vuelta atrás. Tamara Falcó está enamoradísima de su Íñigo Onieva y ningún rumor o salseo en el metaverso va a estropear esta vez el que va a ser el enlace del año. Pase lo que pase, campanas de boda sonarán en Madrid el próximo 8 de julio, y por ello la pareja ha querido practicar eso del gato y el ratón en una lujosa preluna de miel. Que debe ser una escapada de amor ideada para esa gente bien que puede permitirse el lujo de coger vacaciones fuera de la época estival. El caso es que de un romántico viaje a Bali ha disfrutado la pareja durante la pasada Semana Santa. Visitas a los más bellos parajes de la capital tailandesa y alrededores, desplazamientos en moto, posados a contraluz al más puro estilo Sensación de Vivir... De todo ello han dado cuenta en sus adictivas redes sociales. Especialmente la marquesa de Griñón, que hasta seis galerías de imágenes llegó a publicar de tal espiritual viaje en su perfil de Instagram.

Eso sí, ni una referencia, ni un Pamplona han dicho de los últimos rumores sobre las noches de Íñigo Onieva. Al parecer, y según se ha filtrado esta misma semana, el novio más examinado del papel couché habría tenido un tonto coqueteo con la joven Katerina Safarova, concursante de Superviviente, solo 13 días antes de retomar su relación con Tamara. Incluso, según recoge la revista Pronto, ambos se habrían escapado de marcha a la isla de Paris Hilton: Ibiza. ¿El objetivo? Olvidar todas las tristezas a ritmo de dance.

Por ello, y según las malas lenguas, buena parte del entorno de Tamara piensa que el matrimonio Onieva-Falcó puede durar menos que un chocolate con churros en una mesa camilla. Él es un joven de fiesta y noche, y ella una señora de rosario y mantita. Eso sí: los polos opuestos, en ocasiones, se atraen (y mucho). Todo dependerá del poder que ejerza el amor (y el perdón) en su particular metaverso.