¿Qué fue de la reina del bricolaje Yolanda Alzola?
Durante más de dos décadas, Yolanda Alzola fue el rostro amable y creativo que enseñaba a transformar sus casas con ideas sencillas y buen gusto. Su paso por ‘Decogarden’ la convirtió en una figura entrañable del panorama televisivo
Gernika y Luno, un enclave histórico en la provincia de Bizkaia, vio nacer hace más de cinco décadas a una mujer que sin saberlo cambiaría el concepto de la televisión de entretenimiento basada en el hogar: Yolanda Alzola Agirre. Su historia no comenzó entre focos, cámaras ni sueños de fama, sino entre herramientas, caballetes y pinceles. Desde pequeña, Yolanda creció rodeada por un legado artesanal. Sus abuelos y bisabuelos eran carpinteros, y el caserío familiar era un lugar donde usar las manos como herramienta era tan cotidiano como mágico.
Aunque su primera vocación se inclinaba claramente hacia el arte y la pintura, su pasión por la comunicación fue apareciendo con el tiempo, casi por accidente. Estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco, carrera que culminaría incluso después de haber iniciado su camino mediático. Fue durante esos años universitarios, mientras hojeaba un periódico, cuando encontró un anuncio para un casting. Sin darle demasiadas vueltas, tomó un tren a Donostia. Ese gesto, aparentemente espontáneo, marcaría el inicio de una carrera de más de 20 años frente a las cámaras.
El comienzo de todo
El casting le abrió las puertas de ETB-1, con el programa Baietz Barrez Lehertu, un espacio juvenil centrado en los videojuegos. Yolanda demostró desde el primer momento su carisma, soltura y esa cercanía que sería su sello inconfundible. Conectaba con la audiencia sin filtros ni guiones rígidos. Aunque muchos otros se habrían dejado seducir por la televisión, Yolanda terminó su carrera universitaria, lo que evidencia una determinación y equilibrio poco comunes.
Tras su primera etapa en el País Vasco, su carrera dio un salto cualitativo cuando se trasladó a Madrid para trabajar en el sector publicitario. Aunque no obtuvo los anuncios más glamurosos, como recuerda con humor en entrevistas, “a Mar Saura le daban los spots más elegantes, y a mí los caseros”, su presencia en pantalla era constante. Fue entonces cuando su nombre comenzó a sonar en los pasillos de las grandes cadenas.
El salto al estrellato
La gran oportunidad llegó cuando Antena 3 le ofreció sustituir a Ana Rosa Quintana durante los meses de verano en el programa Sabor a ti. También compartió plató con figuras como Pedro Piqueras, con quien codirigió el magazine matinal A plena luz. Su estilo no pasaba desapercibido: cercana pero profesional, divertida pero nunca frívola.
En paralelo, regresaba regularmente al País Vasco para continuar colaborando en espacios locales como Lo que faltaba, donde trabajó junto al periodista Txetxu Ugalde durante siete temporadas. Ese programa fue un fenómeno en Euskadi, y el dúo Alzola-Ugalde se convirtió en uno de los más queridos por el público.
El fenómeno Decogarden
Pero sin duda, el gran punto de inflexión de su carrera fue su entrada en el equipo de Bricomanía, uno de los programas más longevos de la televisión española. Allí encontró su lugar natural. Su rol evolucionó hacia la conducción de Decogarden, un spin-off centrado en reformas decorativas, jardinería y reciclaje creativo. Durante más de 16 años, Yolanda se convirtió en el rostro más familiar del bricolaje televisivo.
Cada semana, ayudaba a familias reales a transformar espacios de su hogar con recursos accesibles y soluciones creativas. Su estilo era único: hacía sentir al espectador que todo era posible, que con un poco de ingenio y buen gusto cualquiera podía mejorar su entorno.
No se trataba solo de decoración, Decogarden fue pionero en promover valores como la autosuficiencia, la sostenibilidad, el reciclaje y la estética cotidiana. En un mundo saturado de contenidos inalcanzables, Yolanda se mantenía anclada a la realidad de quienes la veían desde casa.
La conciliación como bandera
Durante sus años de máximo éxito, Yolanda también construyó una vida familiar sólida. Casada y madre de tres hijos, ha hablado abiertamente de los retos de la conciliación. En una entrevista, reconocía que el equilibrio era posible gracias a una red familiar y a un reparto real de responsabilidades con su pareja. “Trabajo tres días a la semana, pero muy intensos y muchas veces lejos de casa. Tengo la suerte de contar con mi madre, y con un marido que realmente entiende que tenemos tres hijos. Si no, sería imposible”.
Estas declaraciones, alejadas de los discursos idealizados, la hicieron aún más cercana. No solo era una profesional admirable, sino una mujer que hablaba desde la experiencia real de muchas madres trabajadoras.
El impacto de la pandemia
El año 2020, marcado por la pandemia del covid-19, trajo consigo el cierre de muchas puertas. En octubre de ese año, Nova, la cadena donde se emitía Decogarden, anunció el fin del programa, al igual que Bricomanía. Los motivos fueron principalmente recortes presupuestarios derivados de la crisis sanitaria.
La cancelación fue repentina y sin una despedida formal. Yolanda salió de la televisión nacional de forma silenciosa, aunque su huella ya estaba impresa en miles de hogares que durante años siguieron sus consejos con devoción.
Reinvención digital y regreso a las raíces
Lejos de rendirse, Yolanda aprovechó la oportunidad para reinventarse digitalmente. Desde entonces, mantiene activo su canal de YouTube, donde publica contenido bajo la misma filosofía de Decogarden. Allí comparte vídeos sobre decoración sencilla, transformación de espacios, consejos para reciclar y aprovechar materiales cotidianos.
Además, participa en el programa Nos echamos a la calle en ETB-2, un magazine en el que vuelve a conectar con su tierra y su gente. Ha vuelto, de alguna manera, a sus orígenes, a lo local, a lo auténtico.
Un perfil polifacético, aunque poco conocido
Yolanda también se ha aventurado en la interpretación cinematográfica. Participó en tres largometrajes: Calor y celos (1996), Carretera y manta (2000) y Reinas (2005), donde compartió cartel con actrices reconocidas. A esta faceta se suma su formación artística: Yolanda sigue pintando y, aunque no lo ha desarrollado públicamente como su carrera televisiva, el arte sigue siendo una parte esencial de su identidad.
Legado
La figura de Yolanda Alzola no es solo la de una presentadora más. Representa una televisión útil, cercana, práctica y amable. En un medio saturado de espectáculo, ella ofrecía contenido que educaba sin imponer, que entretenía sin banalizar. Fue pionera en algo que hoy se ha convertido en una tendencia: el “hazlo tú mismo” (DIY), el reciclaje creativo y la búsqueda de belleza en lo cotidiano.
Su impacto se mide no solo por su permanencia en pantalla, sino por la cantidad de personas que, gracias a ella, se atrevieron a cambiar su casa, plantar un jardín o transformar un viejo mueble. Hoy, Yolanda Alzola sigue en activo, aunque en un plano más tranquilo y selectivo. Es madre, esposa, comunicadora, artista y emprendedora digital.
Su legado está más vivo que nunca. Basta con ver los comentarios de agradecimiento en sus vídeos de YouTube o las menciones nostálgicas en redes sociales para saber que Yolanda no fue una estrella fugaz, sino una profesional que dejó una marca profunda.
Es el ejemplo de una mujer profesional, sensible, versátil y coherente. Su carrera, basada en el trabajo honesto y la conexión con el espectador, la convierte en un referente de la televisión útil y auténtica. Ha sabido adaptarse a los tiempos sin traicionar su esencia. Y, aunque ya no esté en los grandes platós, sigue presente donde siempre ha querido estar: en el corazón del hogar.