Tabaco y mujer
La mortalidad por cáncer de pulmón se ha disparado entre las navarras un 45% en cinco años por el tabaquismo, tendencia que la OMS constata en todo Occidente. Otro argumento para la abolición en locales públicos cerrados
TIENE toda su lógica que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedique el Día Mundial Sin Tabaco de 2010, que se celebra mañana, a poner el acento en los efectos nocivos de su consumo particularmente sobre las mujeres y de forma especial sobre las niñas. La explicación es que, mientras las tasas de tabaquismo entre los hombres han alcanzado su punto más álgido, el consumo entre las mujeres crece exponencialmente. También en Navarra, donde la mortalidad femenina por cáncer de pulmón se ha disparado un 45% en cinco años. Un dato tremendo que refleja una dolorosa realidad que no tiene visos de mejorar, más bien todo lo contrario debido a que el 70% de las adolescentes fuma cigarrillos, frente al 12% de los chicos en la misma franja de edad, influenciadas por una estrategia de comercialización de la industria que vincula el consumo con valores como la delgadez, la independencia o el éxito personal. Desde el punto de vista sanitario, la óptica que debiera prevalecer en este debate aplicando el estricto sentido común, la estadística globalmente considerada supone un argumento incontrovertible para justificar el endurecimiento de la ley estatal antitabaco de hace cinco años, cuya reforma para la abolición del consumo en lugares públicos cerrados ya ha sido remitida por el Ministerio de Sanidad a todos los grupos parlamentarios. Con resultar plausible la iniciativa, no está exenta de contradicciones desde la perspectiva política o, si se prefiere, administrativa. Para empezar, porque el mismo Gobierno que declara la guerra contra la nicotina no renuncia a recaudar fuertes sumas por la venta del tabaco cuando el 80% del precio de las cajetillas ya son impuestos incluso antes del incremento del IVA del próximo julio. Y también porque se permite a los bares que sigan vendiendo tabaco, pero para que se fume fuera. Por añadidura, el Ejecutivo de Zapatero descarta compensar a los empresarios que hace un lustro tuvieron que readaptar sus locales para separar a quienes fuman de quienes no lo hacen, una inversión a la postre de todo punto ineficiente. Así como lo de la recaudación no tiene enmienda a la vista de las penurias de las arcas del Estado, el Ejecutivo central podría replantearse resarcir parte de aquellos gastos en obras de hace cinco años. Para cargarse aún más de razones, más habida cuenta de que la prohibición total puede acarrear pérdidas a la hostelería, siquiera inicialmente.