Mohamed Nabil reacciona a los percances echando la vista hacia delante, sin mirar al retrovisor. Este riojano, vecino de Arnedo de 32 años, cayó lesionado este miércoles en la plaza de Cadreita al ser perseguido hasta el tendido por un toro capón de la ganadería Arriazu de Ablitas. Ahora, solo piensa en recuperarse cuanto antes. "Me han dicho que tengo para seis semanas. Pero en septiembre espero volver", declara desde una de las habitaciones del hospital Reina Sofía de Tudela donde continúa ingresado.
Moha se arrima a los astados y apura que da gusto verle. Este año tuvo ya una cornada importante en la pierna en marzo, en un festejo de recortes en Ciudad Rodrigo (Salamanca). Ejerce también como jefe de lidia en varias plazas de toros riojanas y ahora le llena de impotencia tener que estar obligatoriamente parado.
"Yo me dedico a esto, vivo de ello, en los pueblos me pagan para que vaya a recortar y a dar espectáculo con los animales. La gente viene a las plazas para ver emoción, esa manera de trabajar con los animales, de dejarlos llegar hasta ti y que rematen es mi especialidad", cuenta por teléfon y con tornillos sujetándole la fractura.
Sobre el lance ocurrido este miercoles, Moha recuerda que los animales de Arriazu son muy conocidos precisamente por ser saltarines e imprevisibles. "Son redes que suelen ir detrás de ti hasta el final. Al capón lo aguanté bastante y me siguió hasta la grada.
En uno de los momentos que intentaba quitármelo de encima, me quedé aplastado entre la cuerda de la barrera y el peso del animal y ahí me partió la pierna. Después, me tiré como pude a la plaza pero en el aire me di cuenta de que tenía algo roto. No pase miedo, pero si tuve una sensación de mala hostia y de haber tenido muy mala suerte".
Para solventar el percance, una vez que Moha había caído herido, y con el capón Labrador incrustado en la grada, donde causó un par de heridos más entre los espectadores, fue decisiva la intervención de varios mozos y aficionados que reaccionaron rápidamente para que el incidente no fuera a mayores.
Entre varios de ellos destacaron la rápida intervención del recortador Álvaro Cabezón y del jefe de lidia de la plaza, Javier Jiménez, que sujetaron al capón de los cuartos traseros para que no pudiera coger estabilidad en la grada y así evitaron males mayores. Después lo ensogaron y lo soltaron de nuevo en la plaza.
Jiménez, con camiseta azul en el video y que agarra del rabo al animal, recuerda que "el ganado de Arriazu en Cadreita hace que estés en tensión toda la tarde. A ese capón se le vieron pronto las intenciones. Se le veía que algo iba a hacer, pero pegar semejante salto hasta la grada eso no se podía imaginar. Los animales te hablan y ese toro se veía que podía saltar por los burladeros. Los animales de Arriazu sabes cómo son y te puedes esperar algo así. De hecho, cuando sacamos el capón de la grada, el toro sale entero, embistiendo y había que sujetarlo, porque estaba fresco como si nada hubiera pasado y podía haber cogido a alguien más si no le sigo sujetando el rabo".