A la vista de la decisión judicial con respecto a la denuncia por tratos denigrantes contra la guardería Lorea del barrio de Ezkaba, un grupo de padres afectados queremos aclarar algunas cuestiones.
1. No somos dos padres conflictivos, como se nos ha calificado en algunos foros, sino en torno a unas 22 parejas las que hemos dado de baja a nuestros hijos. Asimismo, la mayor parte de este grupo ha tenido conocimiento y ha realizado el seguimiento del procedimiento judicial a través de la personación de dos abogados, por lo que hemos tenido acceso al expediente, declaraciones y auto judicial.
2. Existe un extraño interés por mostrar todo este asunto como un conflicto laboral. Tres veces en prensa se ha afirmado que las dos ex trabajadoras de la guardería estaban despedidas cuando pusieron en conocimiento de los padres y de la Policía Foral los hechos. En realidad, cuatro días después de realizar los testimonios recibieron la carta de despido de la dirección de la guardería. A pesar de ponernos en contacto con la prensa para que rectificaran este dato en varias ocasiones, existe un curioso empecinamiento en no aclarar del todo esta cuestión.
3. Un niño de dos y tres años difícilmente es capaz de mentir cuando lo que está expresando es miedo. Y nuestros hijos hablan, y mucho. ¿Acaso se han confabulado con las dos ex trabajadoras? Asimismo, un niño también es capaz de normalizar ciertas situaciones negativas reiteradas en su día a día, con el riesgo que esto conlleva para su desarrollo posterior.
4. No sólo son dos trabajadoras de la citada guardería las que hablan de irregularidades, sino una tercera que ya no trabajaba y dos chicas que realizaron prácticas. Estas tres últimas corroboran la existencia de métodos poco pedagógicos, la existencia de una máscara de una bruja utilizada como medio de amenaza y castigo, y la utilización del cuarto de la limpieza para encerrar a los niños. Incluso, una de ellas habla de un biberón de agua con vinagre que se administró en alguna ocasión también como castigo. En la actualidad ya no mandan alumnas de prácticas a esta guardería.
5. El auto realizado por el Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona reconoce la existencia de indicios de la utilización de una bruja "para asustar a los niños" y de métodos pedagógicos inadecuados. "Esta figura, lejos de ser como se ha pretendido una careta de papel (?), parece que es una máscara con pelo blanco y que simula a una anciana" (citas textuales del auto judicial, p. 3). El mismo auto deriva al departamento de Educación el caso para que éste emprenda las acciones que estime convenientes.
6. Y lo más importante: el cambio que nuestros hijos han manifestado tras salir de este centro. Están más tranquilos, duermen mejor, hablan más y se muestran más felices. Niños que dicen: "En la guardería en la que voy ahora, mamá, no hay brujas ni cuartos oscuros", que manifiestan muestras de cariño hacia sus nuevas educadoras y compañeros que antes no manifestaban, y que no lloran cada mañana al acudir a su guardería o se niegan a acudir a la misma. Asimismo, las diferentes guarderías que han acogido a nuestros hijos desde que todo esto empezó han percibido conductas y verbalizaciones en los niños que vienen a apoyar los hechos denunciados.
Hemos llegado a oír que es bueno que los niños tengan miedo. Un niño no necesita tener miedos irracionales para aprender a comer o a comportarse bien. El miedo crea inseguridad, angustia y pensamientos negativos. ¿Acaso alguien disfruta cuando tiene miedo? De esto podrían hablar muchas personas a las que miedos irracionales creados en la infancia impiden incluso en algunas facetas de su vida llevar un día a día normalizado. En definitiva, creemos que todos los hechos denunciados han sucedido por una sencilla razón: porque existen indicios suficientes, y porque creemos a nuestros hijos, del mismo modo que hay personas que creen que sus hijos son felices en la guardería Lorea. El mismo respeto merecemos ambas partes y esperamos que con ese respeto que se nos trate.
Queremos también con esta carta mostrar nuestro apoyo a las dos educadoras que alertaron de esta situación. Ellas no tenían nada que ganar y mucho que perder, y por el bien de nuestros hijos hicieron todo lo que hicieron. Desde aquí, gracias. Por último, decir que el auto realizado por el Juzgado número 3 de Pamplona ha sido recurrido a través de las vías judiciales disponibles para tal fin.