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Cervera

santiago Cervera -ahora vamos con él- y la Universidad de Cervera, aquella Atenas borbónica, famosa que fuera. Los Borbones, ya se sabe: desde el primero de la dinastía, siempre tan preocupados por la difusión de las ciencias. Así que en mayo de 1717, Felipe V el Animoso firmó el decreto por el que quedaban clausuradas las universidades de Cataluña. Todas. En su lugar, en el páramo leridano de Cervera surgió la pintoresca Atenas universitaria, a ratos regida por la Inquisición, a ratos por la Compañía de Jesús, donde la disección de cadáveres estaba rigurosamente prohibida por inapelables razones morales. En lugar de practicar con cadáveres, como en la infame Europa, los estudiantes hablaban en latín del gran Galeno y de la grandeza espiritual de España. La Universidad de Cervera alcanzó el punto de máxima ebullición intelectual cuando su rector magnífico se dirigió a Fernando VII con estas definitivas palabras: "Lejos de nosotros la funesta manía de pensar". Santiago Cervera -ya estamos con el presidente navarro del PP- anunció ayer que? que su partido, sin duda movido por elevadas razones morales y no menos altas razones electorales, hará en la práctica cuanto pueda para retardar, entorpecer, diferir o posponer el cumplimiento en Navarra de la ley en materia de suspensión voluntaria del embarazo, como aquí viene siendo tradición. Qué liberales tan raros los de la España de hoy, Cervera entre ellos, que por razones morales se ponen más tradicionalistas que la boina de un Rodezno e impugnan la aplicación de la ley general en feudo navarro, invocando la supremacía de la conciencia. Qué Atenas tan espiritual va a terminar siendo esta tierra de diversidad en la que las distintas derechas llamadas a reunirse para gobernar se diferencian en que, mientras unos nos imponen a perpetuidad el nombre de Rodezno, los otros miran por hacer perenne el ideario moral del Señor Conde, tan partidario él de los auténticos Borbones. Y tan atenienses como Cervera, la Universidad famosa que fue.