Para cuando conocí a Patti Smith, ella ya llevaba años tocando y era de la edad de mis hermanas mayores. En aquellos años y con nuestro macarrónico inglés, nos aprendimos algunas estrofas de Because the night, y coreábamos con ganas el estribillo de Gloria queriendo acercarnos a aquella poeta flaca, libre y despeinada. Unas cuantas décadas después, mientras ella ha seguido creando y cantando, algunas hemos crecido sin dejar de escucharla, mantenemos algunos rescoldos de punk y de rock, y nos tenemos que conformar con tener en casa casi toda su discografía, incluido el último Twelve. Para cuando llegué, muchos años después, a Sos del Rey Católico, al festival Luna Lunera, ya habían pasado por él gente de la talla de Moustaki o de Jackson Browne y, con la pasta que nos ahorramos en buenos conciertos en el desierto verano pamplonés, ya podíamos pagar los entre 20 y 80 euros que cuesta disfrutar de una de las 500 sillas del magnifico escenario de la lonja. Y les confieso que ningún año me ha importado escaparme 60 kilómetros hasta Sos, si era para disfrutar con Elvis Costello, con Jimmy Cliff o con cualquiera de los Valdés. Mi amigo Rafa, que es de Sos, ya nos dijo hace meses: poneros las pilas, que igual viene la Patti al Luna Lunera. Puestas y cargadas las pilas, nos airean que igual trasladan el festival a Pamplona y que podríamos tener a la gran cantante en la Ciudadela. En Sos unos lloran las intenciones del nuevo ayuntamiento que quiere clausurar el festival, y otros esgrimen razones económicas para acabar con un gran evento de lujo que han puesto a la villa en el mapa. En las inmediaciones, a los aficionados ya nos han calentado el morro y parece que así nos vamos a quedar. Ya sé que no tengo muchas posibilidades de disfrutarla, que lo más seguro es que en Sos el PP no vaya a aprobar el presupuesto y que en Pamplona ya no haya reflejos ni tiempo para prepararlo este año, pero ¡dioses del olimpo, sorginas y meigas! que venga Patti Smith al Luna Lunera, a donde quiera, a Sos, a Pamplona, o a donde sea, pero que venga.