Parece que los historiadores coinciden en que Jesús existió realmente, y que los evangelios se escribieron entre cuarenta y ochenta años después de su muerte aproximadamente. Debido a nuestra cultura, no es necesario recordar las frases características que se le atribuyen, pero sí que quiero hacer algunos comentarios concretos en referencia a ello.

Primero, suponiendo que Jesús no hubiese sido histórico (cosa que yo digo que sí), tuvo que haber alguien lo bastante experto en sabiduría para dejar todo eso que podemos llamar una filosofía reflexiva muy importante.

Segundo, hay que recordar que Jesús no refleja solamente a un hombre lleno de compasión, que parece que interviene en curaciones del cuerpo físico y de la mente de bastantes personas, y que defiende la no violencia hasta su propia muerte. Sin embargo, es un hombre con una personalidad terrible, que les dedica expresiones fuertes a los que faltan al respeto por lo que él considera espiritual y sagrado, llamándoles "raza de víboras y sepulcros blanqueados". En otra circunstancia les dice: "Más les valdría atarse una piedra al cuello y arrojarse al mar antes que escandalizar la inocencia de los niños". A nadie se le mata si no molesta demasiado.

Tercero, la palabra Cristo está relacionada con mesías, elegido, ungido. Cuando alguien iba a ser preparado para rey o sumo sacerdote se le llamaba ungido. Hoy en día la palabra Cristo viene a significar la energía crística. Algo equivalente a lo que en Oriente se llama el centro espiritual de Shamballa. En realidad no es un lugar físico, sino un centro operativo en el plano no material. Viene a ser aquel espacio o templo espiritual en el que los maestros realizados emiten y regulan una tasa vibratoria especial. Cualquier persona suficientemente preparada en la disciplina de las técnicas de la meditación puede conectar mediante su mente con esa tasa vibratoria. Por eso, toda la ceremonia externa, si no nos lleva a una interiorización de un control y silencio perfecto, no pasa de ser un puro folclore que puede animar y emocionar, pero nada más.