Gregarios (y algún 'gregorio')
Dijo en el Parlamento ese afanoso gregario de Barcina que es Sergio Sayas que nadie ha dado una razón clara para que Pejenaute el Breve dimitiese. La razón política para que Pejenaute dimitiese es meridianamente clara: no se puede dejar la administración de los caudales públicos en manos de quien, prevaliéndose de ser directivo de un banco y en contra de lo reglamentado en él, manda a sus subordinados cambiarle 180.000 euros en billetes de 500. El hecho de que el banco supervisado por Barcina no le sancionase por ello ya nos dirán Barcina y otros perceptores de dietas opacas por qué no se le sancionó, o el hecho de que después se pusiese al día con Hacienda pero no antes, no hace a Pejenaute merecedor de la confianza necesaria para administrar caudales públicos. La razón política para la dimisión de Pejenaute es tan clara que hasta él mismo la vio y dimitió ipso facto. Barcina, que reconoció haber sido informada de lo del canje de billetes cuando se produjo, sigue debiendo al Parlamento una explicación. En vez de darla, o en vez de aplicarse a agilizar el pago de las rentas sociales que Pejenaute lamentó no poder abonar, Barcina y sus gregarios se han puesto a elaborar reglamentos con los que tapar la boca de los funcionarios que expresen su disenso con los tijeretazos en marcha. Más servilismo por decreto, después de que ese otro gregario de Barcina que es el alcalde de Pamplona hiciese saber que no habrá subvención para los festivos mozos del pueblo que no estén bandeando y en la procesión. Gregario viene del latín y significa andar en manada o estar al servicio del jefe de la misma. Pruden Induráin concurrió a las elecciones forales como gregario de lujo de Barcina. Tras declarar, literalmente, que hay que ser muy sinvergüenza para forzar a Pejenaute a dimitir, habrá que considerarlo no ya un gregario sino un gregorio de lujo. Gregorio viene del griego y quiere decir el que vela o vigila. En este caso, el que vela o vigila por el gregarismo dominante.