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Entre col y col, lechuga

el PSOE se salta su propia línea roja y asume ahora la imposición del PP de incluir la cadena perpetua -disimulada bajo el eufemismo de prisión permanente y revisable- en la reforma del Código Penal. Hace sólo una semana anunció su rechazo total a esta medida que el PP oculta bajo el paraguas del nuevo pacto antiterrorista contra el fanatismo yihadista. Entre col y col, lechuga. Otro retroceso democrático que busca contentar la cólera enardecida de una parte de la sociedad. Es un retroceso muy grave, que expone una vez más en toda su crudeza la baja calidad de la democracia española. El Código Penal es uno de los más duros de la UE, y las sucesivas reformas de los últimos años -siempre al albur de las mayorías absolutas conservadoras o a golpe de efecto electoralista tras la sombra del terrorismo- sólo lo han endurecido más cada vez, sin que ello haya tenido resultado alguno en los índices de delincuencia. En la actualidad, ya contempla una pena de cárcel máxima de 40 años para los delitos de terrorismo, ¿qué sentido tiene entonces recuperar la cadena perpetua casi un siglo después de su abolición en la legislación española? Simple populismo electoralista, que siquiera cumple la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Otro abuso legislativo del PP y otro error del PSOE al abandonar sus propios principios.