Me he decidido a escribir estas líneas después de la asamblea realizada el 4 de marzo a las 18 horas por la plantilla de I.C.F. En esa asamblea recibí una de las mayores lecciones que una persona puede recibir en su vida: la solidaridad.

Para poneros en antecedentes, el comité de empresa de I.C.F. (del cual soy presidente) convocamos a una asamblea a la plantilla para explicar en qué situación nos encontramos después de la reunión del martes con Gobierno de Navarra y el miércoles con los abogados de la empresa. En esa asamblea se iba a plantear las acciones a tomar para los siguientes días, y si continuábamos con la huelga (algo que el Comité cree necesario), o si nos incorporábamos a trabajar, ya que sabemos que después de tres semanas de huelga hay gente que lo está pasando muy mal económicamente. Para tal menester llevamos una urna y un censo de la plantilla por si había que votar. La gente expresó sus opiniones durante la asamblea y al final de esta nos hicieron una propuesta que nos hizo que tuviéramos que contener las lágrimas. Esta consistía en continuar con la huelga y utilizar la urna para depositar 20 euros cada uno (somos 190) para repartirlos entre la gente que lo está pasando mal. Hubo una ovación tremenda y la asamblea terminó con toda la gente echando dinero a la urna.

Yo, como presidente de esta plantilla, solo puedo decir gracias.

Gracias por tener un corazón que no os cabe en el pecho. Gracias por vuestra generosidad. Gracias por vuestra solidaridad. Gracias por demostrarme cada día con vuestros actos que merece la pena pelear por nuestros puestos de trabajo.

Solo me queda deciros que me siento orgulloso de pertenecer a esta plantilla y que mi corazón estará para siempre con vosotros.