es imposible describir todas las formas en que las personas se vestían, hablaban y cuidaban su imagen antes de la época conocida como amor y paz La música y sus intérpretes: Jimmy Hendrix, Credence Clearwater Revival, Iron Butterfly, Bob Dylan, Joan Báez, The Who, The Doors, The Beatles, The Turtles. Su forma de vestir, cómo hablaban, recordaban o construían su memoria los personajes de aquella época, vinieron a romper las apariencias. La barba, de la que se cuenta por ejemplo que en los tiempos de la revolución francesa nadie la llevaba, o que Jesucristo la tenía para estar a la moda, fue su estandarte.

A estas alturas, medio siglo después, sabemos bastante sobre este movimiento social; no obstante, no conocemos lo que se llevó y olvidamos lo que dejó, con lo que se puede concluir que la sociedad es un poquito amnésica, no le interesa el futuro y se caracteriza por sus actuaciones inmediatas. El movimiento hippie fue una forma de protesta colectiva cuyas presuntas extravagancias superaban la moral pueblerina de la época, un rompimiento que alcanzó a todos los estratos y se consideró por la crítica como desadaptación social.

Fue una crítica al consumismo y la raíz del nacimiento del movimiento ecologista actual. La sociedad satirizaba a los jóvenes, mientras estos respondían que el hombre era esclavo del sistema para ser domesticado de forma que lo ocupaban pegado a horarios, trabajos, vestimenta y obediencia sumisa a sus jefes.

A los hippies se les criticaba por su melena larga, su afición a fumar marihuana, pero ellos no lo veían como inmoral y el ser joven dejó de ser un preámbulo de la madurez para convertirse en una marca de comportamiento social. En efecto, este movimiento juvenil significó el nacimiento de una contracultura que cuestionaba todos los valores de las sociedades modernas y de consumo en cuyo seno se habían desarrollado. En Estados Unidos, unieron sus voces al movimiento por los derechos civiles contra la segregación racial y al pacifismo contra la guerra de Vietnam. Buscaban el paraíso perdido, y con su resistencia pasiva querían cambiar el mundo.

La palabra inglesa hippie derivó de otra palabra en inglés, hipster, que designaba a las personas que en los EEUU se adaptaban a la cultura negra. En tal día como hoy, el 6 de septiembre de 1965, por primera vez en un periódico de San Francisco, un artículo del periodista Michael Fellon usó la voz hippie para referirse a los jóvenes bohemios (al contrario de los viejos bohemios de la llamada generación beat) pero la prensa aún tardó casi dos años para utilizarla.

El movimiento hippie tuvo su apogeo a finales de 1960. Su rebeldía arrastró a millones de jóvenes y tenía en su fondo un claro fundamento religioso: la búsqueda de la verdad, la pureza, la paz. Adoptaban un modo de vida comunitario o nómada, renegaban del intervencionismo y de la Guerra de Vietnam, tomaban aspectos de religiones como el budismo, el hinduismo, y también de las religiones de los indios originarios norteamericanos.

Estaban en total desacuerdo con los valores tradicionales de la clase media yanqui, consideraban que el paternalismo gubernamental, las corporaciones industriales y los valores sociales tradicionales como parte de un establishment único, no tenían legitimidad. Los jóvenes clamaban por un Dios diferente al oficial, que comparaba a los soldados en Vietnam con soldados de Cristo y su idealismo cada vez tenía menos sitio en un mundo aséptico y tecnificado. En 1967, Estados Unidos llamaba a los jóvenes a que se alistaran en el ejército, pero el 35% se negaron a hacerlo y su grito ¡paz y amor! asombró al mundo conservador: “No voy a ir a matar a otro país a quien nada me ha hecho”.

El autor es escritor y sociólogo