En el artículo 20 del código penal se recoge que el síndrome de abstinencia derivado de la adicción a las drogas u otros elementos, así como enfermedades mentales como psicopatía, esquizofrenias, etcétera, son atenuantes a la hora de valorar los comportamientos humanos.
En consecuencia, debemos ser benevolentes con el despliegue político, jurídico, mediático, policial que se ha originado a partir de un episodio desgraciadamente habitual, como es que a altas horas de la madrugada, posiblemente con un pedal de campeonato, unos jóvenes se den de hostias en un bar. Hasta aquí nada fuera de lo normal, aunque debería ser menos normal.
Un desgraciado suceso tuvo lugar el jueves 13 de noviembre con un resultado de 4 heridos en una pelea de madrugada en Vega Cervera (Castilla-León). ¿Me podéis decir los voceros de distinto pelaje cuántos minutos de vuestro tiempo habéis dedicado a esta noticia?
Cada fin de semana en esta nuestra capital se atienden una media de 5 heridos por peleas de gentes que se han pasado del puntico.
Pocos días después en Altsasu se produce un hecho similar con la diferencia de un solo herido, eso sí guardia civil, pero con la diferencia de que Altsasu no se ubica en Castilla-León, sino en Euskalerrria.
Solo estos dos detalles son suficientes para que la orquesta de la meseta se ponga en marcha, para paliar en cierto modo el síndrome de abstinencia de muchos de sus pregoneros, a los que la falta de acontecimientos terroristas les habían dejado vacíos de argumentos, definiendo una bronca como acto de terrorismo
Un botón. En un viaje por Europa, en plena tregua de ETA del 2006, aeropuerto de París. Espera. En dos periódicos españoles, que entonces al menos no eran de la caverna (ahora tengo mis dudas), las portadas, comentarios, editoriales, solo hablaban de ETA. Pensamiento. ¿Cómo van a llenar tantas hojas cuando de verdad ETA deje de existir? ¿Cómo van a cuadrar las cuentas si necesitan profesionales en lugar de juntaletras monotemáticos? Es como si a Interviú le quitas las fotos de santos, como diría mi abuela. Crack.
Con un mono del carajo, de repente se les aparece el espíritu santo, pero no en forma de paloma, sino de garrafón de kalimotxo, e ilumina las mentes, los cuarteles, estamentos políticos, redacciones y salas de juzgados y les trae el ánimo necesario para, al menos temporalmente, disponer de chutes, ya que entre detenciones, declaraciones, entrevistas, condenas, absoluciones, manifestaciones y otras ya tienen farlopa para meses.
Otro aspecto que se une al anterior para magnificarlo es lo sensacionalista que resulta la noticia de que una persona ha mordido a un perro. Con todo mi respeto a la Guardia Civil en general y a muchos de sus componentes por el precio que han tenido que pagar en estos últimos años (sinceramente), lo habitual es cómo hemos visto en innumerables ocasiones que las fuerzas del desorden público irrumpan a hostia limpia en bares y zonas de copas, con la excusa de que alguien se ha refugiado allí, o sin excusa y salgamos como podemos, lamiéndonos las heridas y acudiendo a casa o a centros de salud, sin pensar en absoluto en denunciar ni nada parecido, aunque también estemos acompañados de nuestras parejas. Pero eso no ha sido noticia en estos últimos años, quizá por lo habitual.
En los años posteriores a la transición se puso de moda la frase “contra Franco vivíamos mejor”, que reflejaba en cierto modo la falta de capacidad de movilización contra el desengaño que supuso para muchos de nosotros el establecimiento de lo que llamaban democracia.
Y a todo este berenjenal de estamentos les pasa lo mismo. Han vivido demasiado tiempo con una diana permanente y un tema recurrente, y de repente se quedan en la mitad de la nada sin sus temas favoritos y no tienen más remedio que crearlos, ya sea en una bronca de madrugada o la colaboración en el proceso de paz y desarme. Condenando sin paliativos la violencia venga de donde venga y con todo el respeto y solidaridad que me merecen todas las víctimas, de todas las violencias, recordemos las palabras del exministro Margallo.
Un ataque terrorista se supera. La disolución de España es irreversible. Creo que, además de una frase asquerosa e insultante para todas las personas que de una forma u otra hemos sufrido los efectos del terrorismo, resume en once palabras la dinámica que se ha llevado desde el Gobierno central para silenciar a este país, con la colaboración de los pseudo gudaris y el entusiasmo de grandes poderes fácticos y económicos que aprovecharon la situación para engordar sus bolsillos, ya que todo se justificaba con el efecto mágico de la palabra antiterrorismo.
Y a los chavales de Altsasu, sus familias, amigos, vecinos, desgraciadamente les ha tocado que una agresión, que seguramente esté tipificada en el código penal y de la que sin duda deben asumir las consecuencias, pasa a ser un delito de terrorismo solo por el hecho de que los estamentos citados están con el mono y a ellos no les queda más remedio que asumir las implicaciones que conlleva, que por desgracia en este país todos las conocemos. Mi solidaridad.
No será esta la última, ya que posteriormente se han producido la vergüenza de los hechos de Luhuso, aireados por la persona más inútil que jamás ha pisado el Congreso de los Diputados (incluyo naturalmente personal de servicio, limpieza etcétera). (Este hombre el día que no pueda hablar de terrorismo vasco tendrá que ir al logopeda), acompañado de un ministro de Interior novato, al que todavía no le ha dado el ziarraize, que es como llamamos en mi pueblo al viento del Cantábrico.
Esperemos que sean sus últimos coletazos.