2ª fase Canal de Navarra. ¿Soluciones o banderas?
El Gobierno Foral acaba de presentar el informe de alternativas para el abastecimiento y riego de la Ribera. Se pronuncian por llevar agua de Itoiz a la Ribera, abriendo un proceso de consulta con mancomunidades y regantes para concretar las demandas.
Durante las últimas semanas, a medida que se acercaba la fecha de entrega del informe, algunos sectores han estado afilando los cuchillos y levantando la bandera del antiguo proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra como única alternativa para resolver las demandas de agua de la Ribera. Recientemente, 15 comunidades de regantes de la margen derecha publicaron un manifiesto en el que se afirmaba: “No menos sorprendente resulta, a estas alturas, que se justifique todavía la necesidad de elaborar nuevos informes de la IIª fase del Canal. Los informes ya se hicieron, y la planificación total de la obra se realizó conforme a los mismos”.
La segunda fase siempre ha sido un proyecto controvertido y de dudosa viabilidad. Uno de los padres del proyecto de Itoiz, Antonio Aragón, consejero de Obras Públicas con Urralburu (y posteriormente su compañero de cárcel), cuando en 1991 fue nombrado presidente de la CHE declaró: “Creo, mirando al futuro, que una inversión que puede resultar desproporcionada es hacer un sifón para que el Canal de Navarra pase el Ebro”.
Toda una profecía porque, 20 años después, una vez finalizada la primera fase y gobernando UPN, Canasa anuncia, en enero de 2012, que las obras de la segunda fase se paralizan por problemas financieros. Problemas que dejaron milagrosamente de existir para acometer, en un tiempo récord, la ampliación de la primera fase, que no estaba ni contemplada en el proyecto original.
Con 1.700 millones gastados en el embalse de Itoiz y en el Canal, con el compromiso de pago de centenares de millones por peaje en la sombra y con Canasa en bancarrota, no solamente se necesitan nuevos estudios técnicos, sino también económicos. Así lo firmaron en 2013 Yolanda Barcina y el ministro Arias Cañete: “Antes del comienzo de la ejecución de las obras de la segunda fase se reharán los cálculos económico-financieros y se aprobará por las partes su asunción”. Y la puntilla sobre la viabilidad la pone la consejera Goicoechea, cuya opinión es recogida en el acta de la reunión de Canasa del 20 de junio de 2015 “? se tuvieron en cuenta planteamientos de ejecución que no resultan realizables ahora, por haberse mostrado en el momento actual la especial complejidad, tanto técnica como económica, de la segunda fase”.
Fue el Gobierno de UPN quien paralizó la segunda fase del canal y han estado acusando al nuevo gobierno de paralizar el proyecto y de marginar a la Ribera. Esparza, que fue consejero de Agricultura del gobierno anterior, debería dar explicaciones de las decisiones que se tomaron. Hoy se congratulan de que el Gobierno proponga llevar agua de Itoiz a la Ribera, pero siguen en la guerra de exigir que se mantengan los objetivos del viejo e inviable proyecto.
¿Y qué piensa el PSN? ¿Buscará la vieja alianza con UPN defendiendo un proyecto obsoleto con el fin de atacar al gobierno o propiciará la búsqueda de soluciones? Es oportuno sacar a relucir el artículo Canal de Navarra y voluntad política que Jesús María Rodríguez, alcalde socialista de Ribaforada y miembro de la ejecutiva del PSN, publicó en octubre de 2015. Señala que el actual proyecto es obsoleto, “un canal para el siglo XXI proyectado, trazado y diseñado con criterios y planteamientos de comienzos del siglo XX”. Defiende un nuevo trazado con tuberías “mucho más rápido de construir y con unos costes mucho menores”. Nos imaginamos que ahora estarán contentos porque se asemeja a lo que ahora propone el Gobierno.
Llevar agua de Itoiz es una alternativa, pero no la única. Los movimientos sociales ligados a la nueva cultura del agua somos muy críticos con la propuesta del Gobierno. En primer lugar queremos recordar que en comparecencia parlamentaria de diciembre de 2015, los consejeros Ayerdi y Elizalde prometieron la elaboración de informes para abrir un proceso de participación sobre las demandas y sobre las alternativas. El Gobierno, al pronunciarse por una de ellas, va a dificultar un debate abierto sobre las diferentes alternativas, que las hay.
Todo parece indicar que la bancarrota de Canasa ha sido determinante para elegir esta alternativa frente a otras. Es una huida hacia adelante para buscar como sea nuevos clientes del Canal de Navarra, aunque no sea la mejor solución y aunque ello suponga un mayor endeudamiento para Navarra.
Además, se ha elegido esta alternativa sin haber realizado una evaluación de los resultados de la primera fase. Se habla de la bancarrota de Canasa, pero no se analiza que el origen de la quiebra está en las deficiencias del propio proyecto del canal. No se ha evaluado la generación de empleo, las previsiones de abastecimiento desmesuradas, la fijación de la población agraria, la desaparición de los pequeños propietarios, la deuda acumulada, el impacto en los presupuestos de agricultura, ? Es una asignatura pendiente y necesaria para evitar caer en los mismos errores. La decisión de continuar con el canal, aunque cambiando las características técnicas, va a ser interpretado como una bendición a lo realizado en la primera fase.
Discrepamos también de las conclusiones del informe de NILSA sobre abastecimiento que se ha hecho público. Se siguen repitiendo los errores del pasado, con las consecuencias que ya conocemos en la infrautilizada potabilizadora de Tiebas. Establecen unas previsiones de consumo muy elevadas, por encima incluso de los máximos que recomienda la CHE, se desechan las actuales concesiones de abastecimiento de agua de calidad del Queiles, cuando las mancomunidades afectadas están impulsando un proyecto para mejorar sus fuentes de abastecimiento, lo cual va a generar problemas,? Al final terminan considerando inviables todas las alternativas excepto la de traer el agua de Itoiz.
Como positivo, valoramos que hay un profundo cambio en el proceso de incorporación al regadío. Hay que recordar que en la primera fase a los agricultores se les planteaban las opciones de incorporarse al proyecto o la expropiación, hasta que en Lerín se rompió la baraja. Ahora las comunidades de regantes van a poder decidir democráticamente qué opciones toman. Hay que resaltar la buena calidad de los informes del INTIA, que suministran a cada comunidad de regantes los datos sobre las diferentes alternativas, facilitando la toma de decisiones. Hasta dentro de unos meses no se sabrá la demanda real que existe.
¿Por qué no se espera a la elección de alternativas hasta después de la consulta a comunidades de regantes y mancomunidades de agua? ¿Por qué no se amplía esa consulta a todas las asociaciones interesadas? El Gobierno ha dejado claro su compromiso de resolver el tema del agua en la Ribera y va a iniciar un proceso de consultas para conocer demandas y alternativas. Sinceramente, pensamos y proponemos retrasar la elección de alternativas hasta que se acabe el proceso de participación.
La mejora del abastecimiento urbano e industrial es una reivindicación de la inmensa mayoría de la población de la Ribera. Con la promesa de la segunda fase, en los últimos 25 años se han dejado pasar varias oportunidades de abastecimiento con recursos cercanos. Pensamos que la población de la Ribera no va a dejar pasar esta nueva oportunidad aunque algunos sigan empeñados en levantar viejas e inútiles banderas de proyectos inviables. Hoy toca sentarse, no sólo las mancomunidades y los regantes, sino todas las asociaciones, partidos y público en general (que somos los que pagamos la mayor parte del pastel), para aportar propuestas y buscar las mejores soluciones, que las hay.
URA. Nueva cultura del agua en Navarra (URBIZI)