Hoy celebramos el Día Internacional de la Mediación. En los años 90 la mediación en España estaba ligada al mundo del seguro. Desde entonces han pasado más de 20 años en el que ha ido creciendo, sobre todo en los 10 últimos, la curiosidad primero y un verdadero interés después, tanto en el mundo del derecho como en el del ciudadano común. Hay datos objetivos que corroboran que la mediación en España es un método de resolución de conflictos extrajudicial al alza.

Surgen además en diferentes ámbitos asuntos que requieren una solución más ágil, rápida y adaptada a las necesidades de las personas inmersas en ellos.

Es en el ámbito de la familia, ya sean divorcios, herencias o conflictos de diversa índole, donde se ha desarrollado con más solvencia la mediación. Tiene mucho sentido que sea el método más apropiado para resolver sus diferencias. No olvidemos que la mediación parte de la idea de que son los mediados quienes conocen mejor que nadie sus circunstancias personales y relacionales. Ellos saben qué es lo que les ha traído hasta aquí y cuál es la mejor forma de salir del aprieto en el que se encuentran. Con esta premisa no parece que un juez vaya a estar más acertado que uno mismo en la búsqueda o en la solución a aplicar a mi problema.

Otra de las grandes ventajas de la mediación es su flexibilidad. Se trata de un proceso que permite adaptar las medidas de solución a nuestra realidad y al ser un acuerdo extrajudicial va más allá del encorsetamiento que las leyes y las normas imponen al sistema judicial.

Pero la mediación, como decimos, crece y se va imponiendo más allá del entorno familiar. Esto está ocurriendo en el mundo de las organizaciones y más concretamente en el mercantil. Las empresas que se encuentran inmersas en un conflicto, ya sea interno o con un externo (cliente, proveedor o competencia, por ejemplo), necesitan una solución que no interrumpa la producción, que no impida la toma de decisiones operativas y cuya gestión no suponga el coste temporal y económico que suele provocar un conflicto judicializado. La internacionalización de la actividad empresarial suma razones al uso de la mediación, ya que requiere soluciones a los conflictos que se producen entre empresas más allá de nuestras fronteras. Si el primer problema se centra en dirimir cuál es la legislación aplicable, ya empieza a correr el reloj y en el ámbito empresarial los retrasos son costes.

Otros ámbitos a los que la mediación ha llegado para quedarse es el bancario. Las reclamaciones que hoy en día pueden hacer los consumidores a las entidades bancarias por diferentes productos o las reclamaciones hipotecarias, como las cláusulas suelo tan de actualidad, pueden hacerse a través de mediación. Permite discreción y confidencialidad, así como el contacto directo entre entidad y afectado y adaptar la solución a la situación particular.

Incluso vemos cómo organismos internacionales adaptan e incluyen en sus organizaciones la mediación como elemento solucionador. Ahí tenemos como ejemplo la FIFA que, recientemente, ha nombrado dos mediadores para resolver sus conflictos internos.

Todos estos ejemplos nos hacen pensar que nuestra sociedad necesita cambios, nuevas soluciones para los nuevos tiempos que vivimos. La solución judicial a nuestros conflictos, cualquiera que sea el ámbito en el que se produzcan, siempre será un recurso al que acudir para el ciudadano, pero eso no impide que se puedan explorar otras opciones previas, como la mediación. Tal vez sea aquí, en la mediación, donde el ciudadano encuentre una oportunidad para resolver de manera pacífica y consensuada su asunto. Tal vez la mediación sea el proceso que por sus características, ventajas y principios, le ofrezca la solución realmente adaptada a sus necesidades y deseos.

El legislador es consciente de estos cambios, de las nuevas necesidades sociales y de que a veces, los mecanismos tradicionales de solución no son los más idóneos ni reúnen las condiciones en las que el ciudadano puede encontrar lo que busca. Es necesario su compromiso y su esfuerzo para impulsar primero el conocimiento de los ciudadanos y después facilitar el acceso a este modelo de solución extrajudicial de resolución de conflictos.

A modo de conclusión, y a la vista de la evolución de la sociedad y de las personas que la integran, queremos en un día como hoy recordar e insistir en que si tienes un problema con otra persona que no está bien resuelto y te hace sufrir porque no se adecúa a tus necesidades o, si no está resuelto porque no te parece que tiene entidad como para meterte en gastos, hay un método que está a tu disposición para que puedas actuar, hacer algo y resolverlo: la mediación.

La autora es socia de Mediación Navarra