A menudo, no somos del todo conscientes de lo que expresamos en el lenguaje común porque damos por supuestos los contenidos de las palabras sin tomar en cuenta el impacto que puedan causar al interlocutor porque, generalmente, decimos más de lo que debemos.En realidad, este hecho aparece puesto de relieve, de forma indirecta, en casos como el del reciente asesinato de un ciudadano estadounidense negro, pues, aunque la lucha por la igualdad racial progresa en las estructuras legales, la discriminación real sigue oculta en muchas mentes y se manifiesta, a veces, de forma cruel. Los ejemplos léxicos para referirse a ello los selecciono, sin un orden lógico, del libro The politics of literacy, editado por Martin Hoyles. En él se defiende que la lengua inglesa da trato de inferioridad a la raza negra; lo que se confirma, además, con una frase de Luther King: "Los lingüistas se han conspirado para declarar lo negro como feo y degradante". Con este fin, se citan 120 sinónimos de blackness (negrura), en los que, al menos 60, son de carácter ofensivo, como blot (mancha), soot (hollín), grime (mugre), devil (diablo)€Igualmente, hay 134 términos que expresan whiteness (blancura), y todos indican algo favorable, como purity (pureza), cleanliness (limpieza)€ Por último, se concluye con expresiones enteras, como: "El miembro más degenerado de una familia es the black sheep (la oveja negra)".Asimismo, se propone una reforma de semejantes usos, muy arraigados en el habla, para que los maestros no se vean forzados a enseñar a los niños unos dichos que desprecian al negro y le crean un falso complejo de inferioridad, pues de esos vestigios de vocabulario colonialista se nutren, también, despiadados verdugos como el asesino de George Floyd.