n el artículo anterior habíamos dejado en el aire el asunto del nombramiento de don Salvador Goñi Urriza como jefe de sucursales, por las discrepancias acerca de la conveniencia para la Caja de tal nombramiento, dada la significación política del candidato. Discrepancias que llevaron al consejero, señor Solano, a abandonar la sesión para que así no pudieran tomarse acuerdos. Por cuestiones que las actas no explican, el Consejo que debiera haberse celebrado el siguiente lunes, se celebró casi un mes más tarde, el 12-XII-1933 y el acta refleja lo siguiente: "Respecto al asunto del nombramiento de jefe de sucursales se vuelven a plantear las posiciones encontradas de la Comisión de Gerencia y se acaba sometiendo a votación el nombramiento del señor Goñi para dicho cargo. Votación que se salda con 4 votos a favor, dos en contra y una abstención. Por lo que queda nombrado dicho señor para el referido cargo aun cuando sin la gratificación de 1.000 pesetas que disfrutaba el anterior ejerciente. Debiendo incorporarse al cargo cuando el trabajo de fin de año se normalice adecuadamente".

La Comisión de Gerencia del 21-VI-1934 nos cuenta lo siguiente: "Designación para el cargo de vice contador al señor Goñi [el activista socialista nombrado por mayoría como jefe de sucursales) y de jefe de sucursales al señor Iriarte en ejecución de lo establecido por el Consejo en su sesión del mismo día". Y en la que figura a continuación, la del día siguiente 22-VI-1934 que dice: "Se revoca el acuerdo de 12 de diciembre de 1933 dejándose por tanto sin efecto el nombramiento de don Salvador Goñi para el desempeño de la Inspección de Sucursales por estimar que con tal decisión se infringió lo dispuesto en el artículo 24 de los Estatutos de la Caja, según el cual la delegación de dichas facultades corresponde al señor director gerente". Aquí debe de haber un error en la transcripción de las actas en el Libro pues o dichos acuerdos se dieran en una única sesión o si fueron en dos, lo lógico hubiera sido que se tomase primero el acuerdo de revocación y luego el de los nombramientos.

Al señor Goñi Urriza su militancia política le produjo importantes perjuicios pues fue uno de los destituidos tras el Golpe de Estado de 1936, como veremos cuando me refiera a esa etapa. Pero parece que no fue asesinado pues no figura, de momento, entre las víctimas que publica https://memoria-oroimena.unavarra.es/searcher-result. Por los datos de Wikipedia, sí sabemos que figuraba entre los concejales y otras autoridades del Frente Popular que se reunieron de par de mañana del día 18 de julio de 1936 en el Gobierno Civil, en la llamada Casa Doria. Probablemente huyera esa misma tarde tras conocer el asesinato del jefe de la Comandancia de Guardia Civil de Navarra, leal al Gobierno legítimo, el comandante Rodríguez-Medel Briones, a manos de sus propios hombres.

Otro caso de evitación de toda significancia política de los representantes y empleados de la Caja nos lo detalla el acta de la sesión del Consejo del 7-XII-1934 (antes del Golpe de Franco) de la siguiente forma: "Se acuerda reponer al señor Zornoza en su cargo de representante de Alsasua ante el auto de la autoridad judicial y militar de la Sexta División Orgánica sobreseyendo su causa de delito de sedición, encargando al director gerente que le haga presente las advertencias del caso respecto al apartamiento de toda actuación política en que por conveniencia del referido cargo, debe permanecer".

Estaba claro que los Tribunales de Justicia se habían utilizado -igual que ahora- como arma de ataque al enemigo político. Don Isidro Zornoza, que era el representante de la sucursal de Alsasua, fue destituido el 6-VIII-1936 por abandono de destino tras el Golpe de Estado del 36. En esos días Alsasua se quedó prácticamente sin hombres pues se incorporaron al ejército de la nación de 450 a 500 para defender al gobierno legítimamente elegido.

A pesar de que la historia nos ha detallado cómo los antidemócratas siempre crispan las situación política para impedir gobernar a los elegidos por la urnas; a pesar de que somos conscientes del sinfin de asesinatos, incautaciones, depuraciones€ a que la vengativa represión franquista sometió a aquellos que no pensasen como ellos, no parece que 45 años más tarde de la muerte de Franco hayamos avanzado mucho en la aceptación de los intercambios en el poder en función de las decisiones de las urnas. Por eso me atrevo a incluir aquí el colofón de una agría discusión acaecida en la sesión del Consejo de Administración, del 27-XI-1930 con motivo de la ampliación de la Comisión de Gerencia, cuya acta reza: "Tras larga discusión se acuerda modificar, ampliando a 13 miembros (7 diputados, 4 vecinos designados por Diputación y 2 nombrados entre el primer tercio de imponentes) el Consejo de Administración, creando en su seno una Comisión de Gerencia con determinadas funciones y capacidades y en la que automáticamente se pasen las decisiones a Consejo Pleno cuando en determinadas cuestiones haya disensiones€", "pero creyendo que conviene no darle al asunto una importancia que no tiene y más constando a todo los señores del Consejo que los apasionamientos, siempre censurables cuando son equivocados, han tenido por motivo el amor a la institución".

Ese "amor a las instituciones" es el que nos debe hacer recapacitar y tolerar la exposición de opiniones contrarias a las sentidas o defendidas por uno, pues hemos de suponer, que todos los miembros de las distintas instituciones intentan, con mejor o peor acierto, el provecho de dicha institución, sea ésta el Parlamento nacional o la junta de propietarios del edificio donde vivimos. El encrespamiento de ánimos y las diatribas verbales que tanto nos crispan y polarizan hoy en día no consiguen nunca nada positivo. Aprendamos de la histórica villa de Artajona donde los propios vecinos y sus autoridades evitaron que se derramara sangre de sus conciudadanos. La convivencia pacífica y dialogante es un valor infinitamente superior a la venganza. Único valor que, además, nos adjetiva como hombres y no como fieras.

¿Por qué el ansia acumulativa es menor en los países nórdicos? Respuesta: porque tienen instituciones que aseguran unos mínimos dignos para todos, entre otras, unos impuestos progresivos o incluso instituciones de crédito públicas como el Nordic Investment Bank.

El autor es promotor de la refundación de Can, notario jubilado y nieto del director gerente de Can desde 1921 a 1950