Función comunitaria de trabajo social: 'Yo soy porque somos'
n el Día Mundial del Trabajo Social (16 de marzo con el lema Ubuntu: Yo soy porque somos), mi reflexión se la dedico a dos temas puestos en conflicto en el Ayuntamiento de Pamplona este año de pandemia. Uno es la atención domiciliaria, el otro es el trabajo comunitario con menores (niños y niñas).
En los dos casos el conflicto surge por la forma de gestión y se discute de manera imprecisa y sin considerar los aspectos técnicos. Las razones que se han manejado son ajenas a la materia de que se trata. Creo que ha faltado el análisis desde la función de trabajo social. Y precisamente extraña más lo ocurrido tratándose de la atención social en dos sectores de población especialmente afectados por el aislamiento ocasionado con la covid-19: las personas mayores y las menores de edad.
¿Se sostienen esas dos atenciones de servicios sociales sin la presencia continuada de la atención social?
En mi opinión es como hablar de atención sanitaria sin profesionales de medicina, escuelas sin profesionales de pedagogía€ Tanto la domiciliaria como la prevención con menores son atenciones que han de estar integradas en los equipos de las Unidades de Barrio. Las dos incluyen una dimensión comunitaria, requieren trabajar el entorno, familia, vecindad, grupos de actividades socioculturales€
Con la atención domiciliaria, la atención social llega al ámbito más privado de la persona (el hogar, la familia). Con la intervención en la calle la atención social está presente en el espacio donde una niña, un niño encuentra a la vez riesgos y oportunidades en su socialización. Estas dos funciones, junto a otras dos -la general de asesoramiento y acceso a recursos, y la de incorporación social- forman parte, desde el principio, de la atención primaria de servicios sociales tal como establece su normativa.
Sin profundizar mucho, no corresponde en este medio, el conflicto puede proceder de la confusión del término programa. Lo que se utilizó en su día para describir una actividad organizada con unos recursos específicos, con el paso del tiempo, de manera interesada o no (habría que analizar, yo tengo mi teoría), se ha ido sacando del equipo de atención primaria, con la pérdida correspondiente de una atención integral y comunitaria, en este caso de las Unidades de Barrio.
Hemos podido leer en este periódico y otros cómo los equipos comunitarios de prevención son el resultado de mucho tiempo trabajando en el barrio, codo a codo con las profesionales de las Unidades de Barrio. Son producto de la atención social y son, a su vez, atención social comunitaria. El valor de esto es el trabajo social comunitario.
La atención domiciliaria también ha sufrido una separación de la atención social. Si se mantiene trabajo social es con funciones de gestión, no de atención ni acompañamiento social. Mantener la calidad de vida de las personas en el domicilio es (junto a los servicios personales de higiene personal, comida€) apoyarle en la funcionalidad de la vivienda, en las relaciones familiares y su cooperación en los cuidados, en las relaciones vecinales y sociales€ todo ello tareas de trabajo social familiar comunitario.
Por eso, todo lo que sea apartarlos, distanciarlos del equipo base, reduce la eficiencia de la atención prestada y disminuye a su vez el potencial de las Unidades de Barrio. Entre las consecuencias más graves puede ser el aumento de las derivaciones a instancias más especializadas o instituciones cerradas.
Reclamo que las decisiones en servicios sociales sean tomadas teniendo en cuenta las propuestas de profesionales y que se fomente, de manera especial en esta crisis que vivimos, el desarrollo del trabajo comunitario. Función base de la atención que ha de realizar Trabajo Social.