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Mesa de Redacción

Félix Monreal

La muerte, en portada

a portada de hoy es como una sección de necrológicas, como un avance de las esquelas. Un científico octogenario que investigaba sobre la vida del hombre y del planeta; un aficionado al ciclismo que encontraba un estímulo vital peleando contra el viento y las pendientes; un joven piloto que vivía sus sueños de campeón a toda velocidad; y un chico al que le quedaba todo el tiempo por delante por vivir. La vida y la muerte caminan de la mano. La una no tiene sentido sin la otra. Decía Borges que "la muerte es una vida vivida" y que "la vida es una muerte que viene". Saberlo no reconforta. Hay días como el de ayer que amanecen teñidos de negro; junto a los fallecimientos trágicos está la desaparición por fecha de caducidad, por regla del calendario. También de los cuatro casos llama la atención que en el atropello del ciclista la persona que conducía el coche se diera a la fuga, imitando el suceso de la semana pasada en las calles de Pamplona. Oigo comentarios de gentes que consideran que algunos comportamientos como estos -o las agresiones a mujeres- tienen que ver con el fin del toque de queda y la flexibilización de medidas. No sé; ¿es que se nos ha olvidado durante la pandemia cómo vivir la vida? Porque de la muerte es imposible abstraerse. Está ahí. En la portada.