iversos acontecimientos que han tenido lugar esta semana en la CAV han trasladado a la sociedad al pasado. Y, lo que es más preocupante, han llevado a la izquierda abertzale (EH Bildu y Sortu) a dar nuevos pasos atrás en sus reacciones y posicionamientos tanto éticos como políticos.

Tanto el desmarque de EH Bildu en Donostia negándose al consenso del resto de grupos para condenar los actos vandálicos que tuvieron lugar el fin de semana pasado en la capital guipuzcoana como el apoyo de la coalición, y especialmente de Sortu, partido mayoritario y que marca el paso de la formación, una vez que EA ha sido arrinconada en la toma decisiones sobre la marcha actual de la coalición, a los ongietorri públicosongietorri como el que se produjo el lunes en Santutxu son actitudes incomprensibles para la mayoría de la sociedad de este país, que ve estos hechos indignante e impropios y que añaden sufrimiento a las víctimas y enturbian la convivencia.

Tan indignantes e impropios como los que protagonizó la cúpula del PSOE felipista en las puertas de la cárcel con los condenados por el terrorismo del GAL Barrionuevo y Vera. No es de recibo que una formación política que aspira a gobernar se autoexcluya de los consensos más básicos respecto a la violencia, el daño injusto causado, el reconocimiento y la reparación de las víctimas y el deber de no aumentar su dolor mediante expresiones públicas de apoyo y homenaje a los victimarios. Pero más allá de esos posicionamientos reaccionarios diseñados más mirando a su propio pasado que al presente de esta sociedad, la dureza en el tono y el lenguaje subyacentes en las reacciones de estos días resultan aún de mayor gravedad. Apelar a un supuesto -y obviamente inexistente- "derecho a mostrar alegría" públicamente por la excarcelación de un condenado por asesinatos, achacar un intento de "criminalización" de quienes homenajean a los presos y acusar a quienes critican los ongietorri de "reforzar la agenda de los enemigos de la paz" y "alejar la convivencia" es no solo un intento de desviar la atención utilizando la falsedad sino un inmoral "relato", en el sentido más peyorativo del término.

Es obvio que EH Bildu ha dado pasos -algunos, importantes- hacia la consolidación de la convivencia. Pero cuando, como ahora, se trata de revisar críticamente su pasado, es incapaz de abordarlo, con lo que a cada paso adelante que da, le siguen otros dos pasos hacia atrás. Una nueva oportunidad perdida.