driana Maldonado expresa en Twitter el bochorno que le produce que los populares no apoyen las políticas de igualdad en el Parlamento Europeo y desde UPN se contesta: "¿A cuántas mujeres y niñas han asesinado vuestros socios, Adriana? Parece que eso no te preocupa".

Escucho que la clase política no debería usar Twitter. No veo mucho recorrido a la idea, aunque coincido en el hartazgo que provocan la irreflexión, la chulería y la autocomplacencia cuando se confían a la inmediatez y se vuelven arrojadizas.

El tweet se retiró. No basta. Hay tres premisas que lo sostienen y sería urgente repensar. La primera, ser mujer y ser víctima adquiere valor diferente en función de qué violencia se haya sufrido. Más si la violencia ha sido terrorista, menos si es machista. La segunda y derivada, la pertenencia a grupos mayoritariamente masculinos, como es el caso de las víctimas de ETA, aporta valor en caso de ser mujer. La tercera, un partido democrático puede elegir a qué víctimas apoya. Ahí es nada el tweet de dieciséis palabras. Pura síntesis.

PP y UPN cuentan entre sus dirigentes, cuadros, militantes y votantes con mujeres que no se libran de sufrir lo que afecta a la mitad de la humanidad a la que pertenecen: menores niveles de renta, mayor riesgo de pobreza, peores trabajos, mayores índices de paro, mayor dedicación a los cuidados y riesgo de sufrir violencia física, psicológica, sexual o económica por parte de algún miembro de la otra mitad.

¿Les ha bastado a estas mujeres con la retirada del tweet? ¿Qué cara se te queda si tu organización banaliza de esta forma con tu situación o la de tus iguales? Y, ya como anécdota, ¿qué pensó si se enteró Úrsula von der Leyen, popular y feminista, nada sospechosa de ser una incendiaria radical?