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Editorial

Señales positivas y también sombras

a economía navarra está demostrando una vez más fortaleza incluso en los tiempos más complicados de duras crisis. La capacidad de las empresas y trabajadores de Navarra para sobreponerse a las dificultades ha sido un valor tradicional más allá de la conflictividad laboral en defensa de las condiciones de trabajo y de rechazo a las sucesivas normativas de recortes de derechos sociales y que continúa en vigor pese a la crudeza que ha supuesto y aún supone la crisis derivada de la pandemia del coronavirus. Los datos del paro referidos al 2021, segundo año del covid-19, son representativos del vigor de la actividad económica y su potencial para generar riqueza y empleo para seguir creciendo. El sustancial descenso del desempleo registrado en casi 8.611 personas, lo que supone un descenso del 21,19% el mayor descenso de la serie histórica, indica que ya hay menos navarros y navarras sin trabajo que antes de la pandemia, cuando en los primeros meses de la crisis parecía una meta inalcanzable. Con todas las cautelas, no parece un escenario coyuntural. Los informes que se han ido publicando en las últimas semanas sobre las expectativas para la economía y el empleo en Navarra durante 2022 ya señalan que “lo peor de la crisis ha quedado atrás”, un diagnóstico que parece avalado por los datos y por las perspectivas de crecimiento superiores de comienzo a la media española y europea. Y suficientes ya para recuperar el nivel del PIB foral prepandemia y con la posibilidad de alcanzar un máximo histórico de empleo. Es más, si este pasado año ha concluido con 295.655 personas afiliadas a la Seguridad Social, la mayor cifra de la historia en Navarra, en 2022 es razonable pensar que se superará de nuevo ese hito histórico. El escenario es, en efecto, alentador pero no exento de algunos déficits y de una importante incertidumbre. No cabe duda de que la precariedad del empleo sigue siendo la gran asignatura pendiente, de ahí que cobre relevancia la aprobación de una reforma laboral -que, al menos en parte, incide en este aspecto- consensuada y adaptada a la realidad socioeconómica de Navarra. Por otro lado, la pandemia, que está experimentando un extraordinario impacto en toda Europa debido en gran parte a la variante ómicron, sigue amenazando la salud y la economía, añadiendo además mayores cuotas de incertidumbre y desconfianza que no conviene obviar.