oy 11 de enero se cumple un aniversario más, y van 20, desde que se hicieran públicas las primeras imágenes de Guantánamo, ese campo ilegal de detención y exterminio de EEUU en la isla de Cuba donde se vulneran sistemáticamente los derechos humanos. En este tiempo han sido trasladadas hasta allí y encerradas en jaulas para exhibición pública cientos de personas, casi todas ellas sin un juicio justo. Guantánamo sigue albergando a 39 musulmanes -27 de ellos sin cargo alguno en su contra-, recluidos de forma indefinida en lo que constituye una violación del debido proceso legal y otras normas de derechos humanos reconocidas internacionalmente. Hace once años, Wikileaks ofreció un aterrador dossier con decenas de documentos confidenciales que revelaban la sistemática vulneración de los derechos humanos: violaciones, suicidios, torturas, delaciones falsas, acusaciones sin pruebas, detención de menores... Un modelo de lucha contra el terrorismo sin aval del Derecho Internacional y sin respetar las convenciones internacionales sobre Derechos Humanos, que se completa con la existencia de cárceles en países extranjeros y vuelos secretos bajo las siglas de la CIA y otras agencias oscuras. Guantánamo refleja lo peor de un modelo político al margen de los principios democráticos y es el ejemplo más visual de una zona opaca que parece imposible desactivar. De hecho, Obama renunció a cumplir su palabra de cerrar Guantánamo y Amnistía Internacional ha vuelto a exigir al presidente Biden que cumpla esta vez su compromiso de cerrar el centro de detención de una vez por todas. "Cuanto más tiempo permanezca en uso la prisión, más seguirá socavando la credibilidad global de Estados Unidos en materia de derechos humanos", afirma la organización internacional de defensa de los derechos humanos. También la ONG Human Rights Watch (HRW ) ha denunciado ahora que "Guantánamo sigue siendo uno de los símbolos más duraderos de la injusticia, los abusos y el desprecio por el Estado de derecho que EEUU desplegó en respuesta a los ataques del 11-S". El ejemplo más visual del intento de militarizar la democracia que impulsa un neoconservadurismo derechista que mezcla fanatismo ideológico y religioso y capitalismo financiero. De ese falso trueque entre libertades y seguridad. Pero la seguridad sin libertades no es seguridad democrática. Por eso, temo que de nuevo las libertades sufran el acoso del actual autoritarismo creciente bajo la excusa de ahora de la seguridad y de la normalidad. Otra vez. Y las que vendrán. Es el objetivo. La excusa es lo que cambia, porque la excusa da igual.