ché en falta la secuencia de pitidos que anuncian el gol en los programas deportivos del fin de semana en las emisoras de radio. Ese pi-pi-pi que sirve de alerta y obliga a poner el oído cerca del receptor. Faltó cambiar el legendario "¡Gol en Las Gaunas!" por un actualizado "¡Dimisión en Génova!". Porque el día de ayer, para quienes seguimos pegados a la radio, fue un carrusel constante de cargos del PP que se tiraban de ese Titánic a la deriva que es el partido conservador. Martínez Almeida, Ana Vázquez, Belén Hoyo, García Egea, Andrea Levy...; las identidades se iban desgranando en un minuto a minuto que incrementaba la incertidumbre a la espera del gol que mandará al partido (popular) a la tanda de los penaltis: la dimisión de Pablo Casado.

La radio conserva con la piel fresca estas peculiaridades que no pueden ser suplantadas por las redes sociales: a la inmediatez de las informaciones añade la expectación que genera el tono de voz del locutor, esa interpretación melodramática previa a dar una noticia relevante. En una época de crisis para los periódicos, la radio sigue muy viva como elemento de información y entretenimiento. Hoy, precisamente, se cumplen 41 años del asalto de Tejero al Congreso, el secuestro de los diputados y un intento de golpe de Estado que tuvo durante horas a todo el país pendiente de un micrófono abierto.

Son estos malos tiempos para la parte de la derecha más centrada, inquieta ante la presión del ala radical heredera ideológica de aquellos golpistas. Ellos se lo han buscado. Este cóctel de corrupción y espionaje no es nuevo en el PP y le ha acabado estallando en las manos. La ausencia de un líder sólido ha desatado las luchas cainitas, las camarillas, los celos y las venganzas. Lo que no han conseguido ni las denuncias ante los tribunales por tramas de financiación ni las comisiones de investigación, la regeneración de un partido acostumbrado a entrar en la alternancia de poder, ha llegado de puertas adentro. Vaya, que se han hecho el harakiri. En Ferraz, mientras tanto, los socialistas siguen celebrando los goles en propia puerta de su adversario político. Pi-pi-pi.

El día de ayer, para quienes seguimos pegados a la radio, fue un carrusel constante de cargos del PP que se tiraban de ese Titánic a la deriva que es el partido conservador