avarra ya tiene su primera Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética, pionera en el Estado y que pretende facilitar la transición hacia un nuevo modelo socioeconómico y energético basado en una economía circular baja en carbono. El Parlamento foral dio ayer luz verde al nuevo proyecto normativo que garantiza el uso racional y solidario de los recursos naturales y cuyo resultado ha sido aclamado por organizaciones ecologistas como Greenpeace. La norma fija como “objetivo vinculante” la reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para el año 2030, tomando como referencia los niveles de 1990. Persigue mitigar el cambio climático, avanzar hacia un consumo responsable, la reducción de energías fósiles, el uso de energías limpias y la movilidad sostenible. Un acuerdo de última hora entre EH Bildu y los socios de Gobierno ha recogido el compromiso del Ejecutivo foral de presentar en dos años medidas de la llamada ‘fiscalidad verde’ (impuestos y tasas pero también incentivos para quienes no contaminen). Navarra Suma también ha sumado su apoyo durante el debate plenario, aduciendo que, si bien la ley “no es ambiciosa ni realista”, es “mejor tener una ley de mínimos que no tener nada”. Un cambio de rumbo que a nadie se le escapa llega en un escenario internacional como el que nos encontramos en el que el encarecimiento de los precios de la energía y la escalada bélica está obligando a Europa a repensar el modelo de mercado energético, su dependencia de otros países y la necesidad de ser autosuficientes. Por no hablar de las consecuencias que el cambio climático están teniendo en nuestro propio territorio con ejemplo en las últimas inundaciones. Y nadie quiere quedarse atrás en esta lucha, tampoco la derecha. Porque la ley además es ambiciosa, abarca todos los ámbitos como el consumo el energético en vivienda y alumbrado, plantea medidas concretas contra la pobreza energética, además de promocionar la movilidad eléctrica o la producción ecológica. Se creará la Agencia para la Transición Energética de Navarra para alcanzar esa autonomía y prevé la elaboración de un mapa en el que se establecerán qué zonas estará prohibidas y qué zonas serán autorizables para la instalación de parques eólicos y fotovoltaicos para garantizar el control público de este mercado creciente. Y supera también un largo proceso participativo que con el aporte de diferentes grupos de trabajo y expertos, instituciones y partidos.