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"Que no se vaya a la luz a las 5 y media o las 6 y media lo compensa casi todo..."

sta próxima madrugada a las dos serán las 3. Ya de paso, se podría intentar que en lugar de ser de las 3 de la mañana del 27 de marzo que fuesen las 3 de la mañana del 27 de mayo. Y a ver si así había acabado ya la invasión de Ucrania y si es posible cuanto antes hubiese acabado, mejor, porque a unos más y a unos menos esto nos tiene a la mayoría entre apesadumbrados, embarrancados e inquietos. Y eso a miles de kilómetros y sin ningún riesgo físico por ahora. El tiempo cuando la realidad es dura o amenazante se espesa mucho y los días en los que estás preocupado por algo se hacen más largos y difíciles y hasta te cuesta ir tirando con tus rumios a cuestas. Cuando las cosas van bien, en cambio, las horas se te esfuman de entre los dedos como se les esfuman a los niños cuando juegan en el parque, que no tienen hora de irse a casa. Está bien que la próxima noche entremos en horario de verano. Sí, sé de sobra que es un horario antinatural, dos horas por encima del que teníamos en estos andurriales hace 100 años, pero es una maravilla ver que cada vez anochece más tarde y que junto a eso comienza a calentar un poco más el sol y el cielo ofrece esa luz especial de la primavera y el verano. Por lo menos a mi estos casi cinco meses de horario de invierno se me han hecho muy largos. Dicen que la edad también tiene que ver. No sé, la verdad es que la mayoría de mis mejores recuerdos de la infancia y la adolescencia están más unidos a días de buen tiempo que a días de malo, a días de luz larga, a días de poca ropa y bocata en la calle y zapatilla y manta. Cierto es que en abril y mayo perfectamente te puede llover por aquí más que en todo el invierno, pero eso de que no se vaya a la luz a las cinco y media o las seis y media lo compensa casi todo. Ojalá sea una primavera de luz y de cuanto antes paz, sobre todo para quienes viven bajo el terror y el éxodo.