o se puede caer más bajo. Isabel Díaz Ayuso no sabe ya qué decir para cargar contra los partidos de izquierda, competir en barriobajerismo con la extrema derecha y repetir los mismos mantras en lugar de hablar de corrupción, educación o salud. Que si la izquierda frivoliza con el aborto, con los porros, que si son amigos del terrorismo, de las narcodictaduras... El colmo ha sido su alusión a las feministas como “malcriadas” en un discurso repugnante: “Su forma de ver la vida, propia de malcriadas que aspiran a llegar solas y borrachas, desprovistas de responsabilidades...”, señaló durante el Congreso del PP. Vamos, que si violan a las mujeres es porque van solas y borrachas por las calles. Tela!. Y decir de Irene Montero que nos da lecciones de feminismo cuando “su mayor éxito político es ser pareja de...” es no tener vergüenza. No me extraña que la ministra de Igualdad sacara, ella sí, argumentos y le recriminara que llame malcriadas a “querer decidir cuando, cómo y con quién somos madres” y por “participar en relaciones sexuales basadas en el consentimiento”. “Malcriada es cuando hay que llevar al niño al centro de salud, no hay pediatras suficientes y hay un mes o más de lista de espera”, abundó. “Malcriada es aquella que usa el dinero público para regalárselo a su familia. Eso es ser una malcriada, no las mujeres ampliando y avanzando derechos”, remató la ministra. Ahora que está el amigo del PP, el emérito, por estas tierras le recordaría a Ayuso la mítica frase de ‘¿Por qué no te callas?’.