onfiaba Maya que ante la que se le vino encima con su idea de montar un nuevo abrevadero en el centro neurálgico de la ciudad no tuviera éxito su propuesta y que los propios bares dijeran que no. Pero va a ser que sí, que se han presentado un total de trece aspirantes entre los bares de Labrit y Plaza del Castillo, muchos de ellos como ayer reconocían, más por evitar que lo hagan otros a las puertas de su propio negocio que por convicción. Y es que después de prohibir las carpas de la cuesta del Labrit, bajo el argumento de la seguridad en la zona y las quejas vecinales, al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Iruñea no se le ocurrió mejor idea que colocar diez barras amenizadas con DJ en la Plaza del Castillo trasladando el problema de un lugar a otro. O lo que es peor, sacrificando no un espacio público sino el más sagrado que tiene la ciudad, de diez de la mañana a dos y media de la madrugada. Una oportunidad de hacer negocio por mucha medida adoptada por parte de Navarra Suma unilateralmente y sin consultar ni a los hosteleros afectados ni a los vecinos ni a ningún otro agente vinculado con la fiesta. Una medida que además discrimina a otros hosteleros de otros espacios y barrios de la ciudad, fuertemente contestada por los vecinos del Casco Viejo ("¿se puede ser más cutre?", afirmaban) y por la oposición municipal que equipara la Plaza del Castillo con un "macrobotellón" donde se fomenta el turismo de borrachera. No se deja a los chicos y chicas de Herri Sanferminak que ocupen espacios del Casco Viejo como la plaza de la O o Recoletas pero sí que se instalen diez txoznas en plena Plaza del Castillo, un espacio para bailar, pasear, para quedar con los amigos, para la danza...