Tras dos años de pandemia, el pasado 6 de febrero 4.713 enfermeras, la gran mayoría del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, acudieron a un examen de oposición convocado en unas fechas impropias y enfrentándose a una prueba de un nivel muy exigente. El proceso fue tan exigente que el número de aprobadas ha sido de 801, apenas el 14% de las presentadas.Tan solo tres meses después de aquel proceso, con la aprobación de la Ley 20/2021 se aprueban 531 plazas en una oposición de Estabilización en la que se van a repartir 484 de ellas sin necesidad de aprobar un examen. Para optar a una de esas plazas solo se tendrá en cuenta el tiempo trabajado, las oposiciones aprobadas desde el año 2009 y los idiomas. Al margen de esa oferta quedarán otras 47 plazas para aquellas personas que no llevan 20 años trabajados en Osasunbidea y puedan luchar en un examen. En el mismo no contarán las actividades y formación postgrado realizadas, requisito imprescindible para el resto de oposiciones anteriores a esta.

La ley ahora aprobada no valora a las enfermeras que han sudado para aprobar el examen de febrero, sino que solo prima la antigüedad. No importó que la mayoría trabajaran a destajo durante la pandemia y que a su vez estudiaran y prepararan la OPE. De las 801 aprobadas, deberían tener plaza indiscutible las personas que más baremo tengan; pero teniendo en cuenta que muchas de estas tendrían plaza en la oposición de Estabilización, si se adelantara el proceso de esta última, Osasunbidea se estaría quedando con "las mejores" de las enfermeras veteranas y con las más antiguas en esta nueva OPE; y en la de febrero, algunas aprobadas tendrían opciones en la baremación, que se lo han ganado. De hecho, si estas 581 plazas de sobra conocidas por el Gobierno, hubieran sido convocadas hace 3 meses, todas las aprobadas tendrían plaza, pero tal vez sea mucho trabajo para la Administración.Es evidente que "la experiencia es un grado", pero el esfuerzo y preparación que requiere aprobar una oposición como la celebrada hace solo tres meses no debería de ser menospreciado. Si durante años se ha utilizado como criba un examen para acceder a la Función Pública, ¿llevamos demasiado tiempo haciendo las cosas mal o es ahora cuando conviene vendarse los ojos y que no importe si estudias o si no, si te esfuerzas o no, si tus conocimientos no sirven para optar a una plaza de Enfermería con principios de igualdad, mérito y capacidad?