emasiado frecuentes y demasiado graves. Estas últimas semanas se van acumulando noticias de accidentes laborales graves y mortales ocurridos en Navarra, casi sin tiempo de digerirlas.

En primer lugar, hay que solidarizarse con las familias y con las personas accidentadas, también con las empresas y las localidades en las que han sucedido estos accidentes que generan gran conmoción y dolor. Pero, además, es momento de que los diferentes actores implicados en la prevención y salud laboral de nuestra comunidad reaccionen. No es posible mirar hacia otro lado.

La materialización de un accidente conlleva siempre la concurrencia de varios factores de riesgo de manera simultánea que hacen que se desencadene una situación de daño a la salud. Esta situación obedece a una serie de elementos que, unidos en un momento concreto, dan como resultado un desenlace fatal.

Según un estudio desarrollado en 1969 por el científico estadounidense Frank Bird, por cada accidente fatal se presentan diez accidentes graves, y por cada diez accidentes graves se presentan treinta accidentes leves y seiscientos incidentes sin lesión.

Podríamos concluir, por tanto, que se está produciendo un incremento de las condiciones inseguras de trabajo y de las situaciones de riesgo que asumimos, y que eso está llevando a un incremento de los accidentes graves y mortales. Pero la clave está en analizar qué está pasando para que estén aumentando las condiciones inseguras, esas circunstancias o situaciones de riesgo potencial que, en algunas ocasiones, acaban en un accidente grave.

¿Se están deteriorando tanto como parece las condiciones de prevención en el trabajo? ¿Ha quedado obsoleta la normativa ante una vorágine de cambios en el mundo laboral? ¿Están siendo los servicios de prevención incapaces de adaptarse a la misma? ¿Se han producido cambios en las formas de trabajo y no se han evaluado lo suficiente o no están preparados para afrontarlos los trabajadores? ¿Velamos por el cumplimiento de las medidas de seguridad o nos hemos relajado? ¿Exigimos a los compañeros y personas cercanas que adopten las medidas necesarias? Preguntas, preguntas...

La pandemia no ha hecho sino agravar el problema de incremento de accidentes laborales que ya se venía registrando desde 2012. En la II Encuesta Salud y Empresa en Navarra, publicada hace pocas semanas por Mutua Navarra, se verifica con datos la ralentización que se ha producido en las medidas de prevención y salud en este tiempo de crisis sanitaria, en el que el foco ha estado en adaptarse y sobrevivir a la situación. El 50% de las empresas encuestadas en ese estudio reconoce que se ha visto obligado a reducir o suspender sus programas específicos de salud. Asimismo, vemos a nivel social que los problemas de salud mental, o la falta de actividad física, entre otros, se han incrementado de manera relevante y que la situación está pasando factura en nuestros hábitos y también con toda seguridad en las condiciones en las que vamos a trabajar.

Según los datos publicados por la Asociación de Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social (AMAT), la incidencia acumulada de accidentes de trabajo con baja ocurridos durante la jornada laboral en Navarra ascendió en 2021 a 290,67, cuando la media española está en 222,55. En los últimos tres meses han fallecido en accidente laboral ocho personas en nuestra comunidad, cuando en todo 2021 fueron 17. El año pasado se contabilizaron un total de 9.925 accidentes con baja.

Los últimos accidentes sucedidos en Navarra obligan a realizar un estudio crítico de las causas que están llevando a este incremento insoportable de la siniestralidad laboral. Es momento de realizar un análisis profundo, sincero y conjunto entre administración, empresas y personas trabajadoras. Sin buscar culpables, sin acusaciones previas. Un análisis que nos ayude a encontrar soluciones y compromisos reales con un objetivo común: garantizar la seguridad y la salud laboral de los trabajadores.

La protección de la salud en el trabajo es un objetivo irrenunciable. Tal y como quedó de manifiesto en el reciente Congreso Estatal de Empresas Saludables, celebrado en mayo en Pamplona, debemos impulsar en Navarra una red que aglutine esfuerzos en una estrategia conjunta de mejora de la salud, por los beneficios que conlleva tanto a nivel social como de resultados empresariales. Pero no hay empresas ni personas saludables si no se trabaja con seguridad.

Es el momento de la corresponsabilidad. Desde el diálogo, la coordinación de esfuerzos, la implicación, la colaboración y el entendimiento de las dificultades reales que existen para lograr unas condiciones y unos hábitos de trabajo seguros. Hay que lograr trazar un plan que permita la implantación de acciones y soluciones.

Debemos pedir a las administraciones y a las instituciones implicadas que lideren este cambio. A las empresas, servicios de prevención y entidades de salud laboral, que pongan el foco y retomen los recursos necesarios para esta labor. A la parte social y a todas las personas trabajadoras, máxima implicación y colaboración en el cumplimiento de las medidas preventivas: que sean conscientes de que hay riesgos que siempre están presentes y del cuidado y de la responsabilidad en seguridad que nos toca a cada una.

No podemos quedarnos en las excusas, ni atascados en los discursos o acusaciones arcaicas que bloquean y enfrentan las distintas posturas, imposibilitando el trabajo conjunto. La situación así lo exige. Hagamos que la obligación de mejorar en prevención y salud se convierta en elemento de cohesión para cambiar la situación.

El autor es director de Empresa Saludable de Mutua Navarra