En la zona pirenaica se ha creado un grupo de trabajo, Gure Mendia, para gestionar la explotación del patrimonio de la montaña: el pastoreo, el bosque, la biodiversidad, las consecuencias del cambio climático… Tal como está la geografía del país, partida por la historia, es una iniciativa transfronteriza. La componen municipios navarros, Bera, Etxalar, Baztan, Zugarramurdi, Urdazubi… Y de Lapurdi, Biriatu, Urruña, Ziburu, Azkaine, Sara, Senpere, Ainhoa.

Los incendios del año 2021, que arrasaron montes de Larrun, Xoldokogaina, Bera, etc., han sido un acicate evidente. El cambio climático, con sus consecuencias y peligros, impone tomar medidas. Pero no es menos cierto que la relación y colaboración entre esas poblaciones de la montaña viene de antiguo, de usos y tradiciones bien asentadas.

En efecto, durante siglos, el uso, la explotación, el aprovechamiento de la tierra en el país se ha sustentado en una concepción particular de las relaciones sociales, jurídicas, políticas y administrativas, que se da en nuestra sociedad vasconavarra.

El Derecho Pirenaico constituye un sistema jurídico que ha permitido no solo trabajar la tierra desde una perspectiva de beneficio comunitario, sino que generó una auténtica organización e institucionalización del país. Con una base consuetudinaria, ha sido el eje de numerosas actividades y manifestaciones, tales como el sistema concejil, el auzolan, los comunales, la legislación sobre herencias o la implantación de las cooperativas.

El comunal, por ejemplo, ha permitido durante siglos una explotación de los recursos naturales en beneficio de la colectividad en virtud de una peculiar comprensión del régimen de propiedad y de uso, propio de esta tradición jurídica. Como decimos, las circunstancias de la historia han impuesto la partición del territorio mediante una frontera internacional entre estados, y sin embargo el arraigo del comunal como bien colectivo ha posibilitado el uso y beneficio de la tierra por parte de la población de ambos lados en función de pactos y acuerdos locales, sostenidos en la costumbre, por encima de legislaciones internacionales. Ello significa que en la práctica un sistema jurídico ancestral, navarro, pirenaico, ofrece en la práctica soluciones y posibilidades ante dificultades y problemas del hecho transfronterizo europeo. Y se contempla la perspectiva de que estas fórmulas pirenaicas, basadas en la gestión de las gentes, del acuerdo entre las partes implicadas, puedan ser una fórmula a incorporar ante problemas de otra naturaleza en estas circunstancias interestatales (léase catástrofes naturales, gestión de recursos locales, servicios…).

Derecho Pirenaico, comunales, problemas medioambientales, recursos naturales, conflictos de gestión transfronteriza… En torno a estas cuestiones Nabarralde organiza, en colaboración con el Ayuntamiento de Auritz/Burguete, una jornada de información y debate que tiene como eje la existencia y funcionalidad de esas fórmulas jurídicas del comunal, su organización en facerías y parzonerías, los conflictos que genera, las soluciones que presenta… Contamos con la presencia de juristas como Patxi Zabaleta, Mikel Irujo, Joseba Otondo, Jaume Renyer. Con pastores de Pirineos, Jean Bernard Oillarburu (Garazi), Jose Etxegoien (Aezkoa). Con especialistas de asociaciones como Iñigo Larramendi (Martin Ttipia), Fernando Martínez (Asociación de amigos de las Cañadas de Navarra), etc.

Nabarralde ha organizado anteriormente otros congresos y jornadas sobre esta concepción del Derecho Pirenaico, en Agurain, Azpeitia, Iruñea. En esta ocasión el congreso de Auritz/Burguete nos traslada al mismo terreno de las tierras, comunales y facerías, para observarlos in situ.

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