Desde niño me ha cautivado la idea de que algo exista desde siempre. Desde siempre, desde siempre… me repetía como un mantra hasta que acababa estremeciéndome y me dormía con ese pensamiento. No me conmovía una hipotética eternidad hacia adelante, no, lo que me conmovía y me sigue conmoviendo es que haya existido algo o alguien, desde siempre.

Decían los físicos antiguos que la cantidad total de energía en el universo es constante, ni se crea ni se destruye, por lo que podía deducirse que era eterna, pero hoy sabemos que como el universo se expande, entonces esa energía se va a ir degradando porque necesita ocupar cada vez más espacio. La matemática judía Emmy Noether, contemporánea de Einstein, demostró que la conservación de la energía solo se cumple si las leyes de la Física que empleamos son independientes del tiempo, es decir no se conserva en un universo en expansión. La cantidad de energía total es constante, pero su calidad va empeorando. Y a eso no podemos concederle el atributo de eterno. La energía se transforma en materia y la materia en energía, (masa y energía son dos manifestaciones de lo mismo), pero en esos procesos de transformación siempre hay una pérdida, o falta de eficiencia en la transformación, lo que supone pérdida o disminución en el resultado obtenido. Por lo tanto, la energía y la materia se están deteriorando y lo harán hasta su desintegración total. No pueden ser eternas.

No pueden ser eternas… porque de haberlo sido ya se habrían desintegrado y hoy no quedaría nada de nada. Lo técnicamente correcto es decir que la energía de la materia del Universo se deteriora con el tiempo. Según el astrofísico Stephen Hawking, el espacio-tiempo es energía negativa lo cual sumado a la energía del universo da un resultado de cero. Un universo en el que la energía positiva dominara, al final colapsaría en un Big Crunch (gran aplastamiento), mientras que en un universo donde la energía negativa dominara se expandiría indefinidamente y finalmente se desintegraría en un Big Rip (gran desgarro). Espectacular final en ambos casos.

Los átomos no son eternos porque cada cierto tiempo pierden partículas elementales en un proceso llamado decaimiento. La materia, y el mismo universo, tiene fecha de caducidad. Algo que contrasta con la evidencia de que se requiere que haya existido algo desde siempre para que pueda existir hoy cualquier cosa. La posibilidad de que el Universo no sea eterno no es una cosa buena ni mala. Es lo que hay. No hay perversidad alguna en afirmar que la materia y/o energía que existe acabe desintegrándose. Surgió de la nada y acabará en la nada. Por eso la ciencia moderna ha buscado una explicación a este problema y defiende la teoría de que desde la nada se creó todo cuanto conocemos y que fue a través de una partícula que se formó de esa nada ( Higgs su descubridor y otros, la llamaron bosón o partícula de Dios) la que dio lugar a que se creara una acumulación nuclear que derivó en una gran masa de energía-materia que luego explosionó en el Big Bang, desde el cual se ha originado todo y ha evolucionado durante unos 13.000 millones de años. El campo de Higgs permea, impregna el universo entero, incluido el vacío, y si a ese campo se le hace vibrar, sus vibraciones son las partículas elementales llamadas bosón de Higgs. Ese campo tiene la propiedad de conceder masa a las partículas. Si tenemos un electrón que viaja y es acelerado, por ejemplo por un campo magnético, cuando llega al vacío interacciona con las partículas higgs y gana masa. El bosón de higgs es el responsable de que otras partículas consigan masa. Cuando el universo acababa de nacer, solo una millonésima de fracción de segundo tras su inicio, no existían más que esas partículas fundamentales y una gigantesca energía, o lo que es lo mismo, calor, y el espacio-tiempo. De las interacciones entre esas partículas surgió todo lo que ahora forma el universo y son los bosones los que hacen que el resto de las partículas interaccionen y ocurran cosas. Toda la materia que existe está hecha de partículas elementales, los componentes básicos de la materia.

El bosón de Higgs no puede detectarse directamente, ya que una vez que se produce se desintegra casi instantáneamente dando lugar a otras partículas elementales más familiares. Lo que se pueden ver son sus huellas, esas otras partículas que podrán ser detectadas en el LHC (acelerador de partículas). El bosón de Higgs tiene que ver con que el vacío no está vacío y, si se sacude, suena. Por lo menos, eso afirman los científicos. Podemos hacernos esta pregunta, ¿si antes de la acumulación nuclear que dio paso al Big Bang no existía nada, quién creó algo de la nada que hizo posible que apareciese el bosón de Higgs?

Lo místico no es cómo sea el mundo, sino que el mundo sea, porque la posibilidad más sencilla es que no existiera el universo, pero existe y esto es mejor que la nada. Nosotros somos los testigos de la creación. Somos unos seres curiosos e inteligentes y tenemos motivos más que sobrados para asombrarnos de este universo tan extraño en el que vivimos. l

El autor es analista