En plena época estival de vacas bravas, el PP le ha hecho un recorte y UPN ha salido desorientado del embroque. El secretario de Organización anunció que el partido se presentará en Navarra con sus siglas. Finiquito para Navarra Suma. El convidado de última hora en 2019 rompe la baraja. Otoño adelantado para los regionalistas. Tenían pensado tomar decisiones sobre el futuro de la coalición después del verano. Esparza se enteró por la prensa: “Una clara falta de respeto”. Como la que tuvo UPN en 2008 con el PP -entonces subsumido en los primeros- después de que el PSN le evitara la pérdida del Gobierno de Navarra. Aquel agostazo. “Ruptura unilateral” lo llamó el PP cuando se zanjó el fructífero pacto vigente desde 1991. ¿Desde cuándo existe el respeto en política? Aún le ha dolido más al dirigente de la derecha foral el comentario de que unir al centro derecha en Navarra “es hacerlo alrededor de las siglas del PP”. Exceso de bocazas eufórico en coyuntura favorable. Prescindir de las de UPN cuatro años atrás fue un claro error (La marca es identidad, aunque los principios fluctúen a conveniencia). Pero un mal menor para contener y disimular la lenta y progresiva caída electoral del todavía partido hegemónico en Navarra. Había que evitar la división y concentrar el voto. De paso, Ciudadanos y el Partido Popular metían baza en las principales instituciones. Salvavidas. Los tiempos cambian: UPN presenta fisuras internas y dudas de liderazgo, Ciudadanos está en modo extinción y el PP se siente muy fortalecido, si bien en Navarra presenta un perfil desdibujado por la dispersión funcional de su presidenta. A pesar del humillante menosprecio, de la flagrante descortesía en la comunicación, UPN está dispuesto a pactos con el PP. Sobre todo porque el dueto Adanero-Sayas y su séquito de disconformes podrían decantarse por los populares para mayor erosión de UPN. Otra legislatura en la oposición incluiría finiquito. Para Javier Esparza.