Topar el precio de los alimentos básicos de los grandes supermercados no será la mejor de las ideas pero reabre al menos un debate necesario sobre la necesidad de garantizar para TODAS las personas una alimentación básica con alimentos, hay que insistir, deben ser de calidad y saludables. Ése es el debate y no otro, !no confundir!. Entiendo al pequeño comercio que alerta de que la medida puede favorecer aún más a las grandes superficies y que perjudicaría a los autónomos de las tiendas de barrio. Yo personalmente creo que es bueno implicar al pequeño y al grande sin beneficiar al segundo pero no se está hablando de obligar sino de moderar los “márgenes muy altos y beneficios elevados” de las grandes cadenas, es decir, que arrimen el hombro y controlar la especulación. Habrá que ver cómo. Empresas que pueden rebajar la calidad de los productos para mantener sus beneficios. De igual modo que las políticas de ayudas públicas, como el litro de carburante, son devoradas por el mercado especulativo. Ayer leía en El Salto a Javier Guzmán, responsable de Justicia Alimentaria, decir que “hambre no es solo no comer, sino comer mal”. Han recibido quejas de que en algunos comedores escolares están cambiando los ingredientes de los menús por otros que no son frescos. Abogaba por reconectar a consumidores vulnerables con productores locales y aplicar la Ley de la Cadena Alimentaria para que ningún productor trabaje a pérdidas. Me convenció. Lo dicho, un tema complejo y con miga.