La Asociación Nacional de Pediatría (AEP) conmemora desde 2014 el Día de la Pediatría, efeméride que la asociación instituyó con el objetivo de posicionar al pediatra como profesional de referencia para el cuidado de la salud y bienestar integral del niño, niña y adolescente e impulsar el reconocimiento del modelo pediátrico español -reconocido en Europa como uno de los mejores- y de las diferentes especialidades pediátricas, una de las cuales, la Pediatría de Atención Primaria, está bastante castigada.

En nuestra comunidad, la Asociación Navarra de Pediatría se suma, como no puede ser de otra forma, al lema que este año se ha elegido para dar (más todavía) visibilidad a esta medicina infanto-juvenil :  

Los niños y niñas también necesitan especialistas pediátricos.

La excelencia en los cuidados de salud infantil está en juego, ¿nos ayudas a no perderla?

Este lema es una llamada a la acción dirigida tanto a las administraciones como a los profesionales y a la población en general. Llamada que, una vez más, solo busca el bienestar de nuestros niños, niñas y adolescentes dado que, sin especialistas pediátricos, el futuro de ellos -futuros adultos, no lo olvidemos- será menos saludable.

No está, por tanto, de más que la ANPE, como garante que es de la salud infanto-juvenil de nuestra Comunidad Foral vuelva a decir e insistir en que:

  • Todo niño tiene el derecho a tener un pediatra especializado a su lado.
  • La Pediatría de Atención Primaria también es una especialidad, y desde el año 1985 que se instauró en Navarra (fue la segunda comunidad autónoma en hacerlo) los niños y niñas navarras tienen un pediatra especializado a su lado en los centros de salud.
  • Los tres hospitales de la comunidad, con una distribución acorde a su nivel, recogen las diferentes especialidades pediátricas hospitalarias.
  • Esta cobertura se dispone gracias al esfuerzo formativo individual y grupal por parte del colectivo de pediatras de nuestro país, especialmente a través de la formación continuada que las diferentes sociedades científicas pediátricas ofrecen constantemente.
  • A su vez, las diferentes administraciones que son responsables de ofrecer la cobertura de máxima calidad y seguridad, deberían garantizar un dispositivo adecuado en cuanto al número de profesionales y la cualificación de los mismos.

Porque el futuro de la profesión pediátrica depende también de que se reconozcan las distintas especialidades pediátricas y se actúe en consecuencia, no ya con palabras -demasiadas veces oídas-, sino con hechos contrastados.

Se trata, al fin y al cabo, de trabajar por la equidad en el acceso y en la especialización de la atención.