La Pamplona del 2022 poco tiene que ver con la de 1972, ni la ciudad ni sus ciudadanos y ciudadanas. Hemos cambiado tanto que evocar el pasado para reinventar el futuro se antoja un ejercicio complejo, aunque sea necesario. Saber de dónde venimos para entender hacia dónde vamos, algo simple, pero no fácil. Quizás por eso los Encuentros que estos días se celebran en Pamplona, con la ambiciosa pretensión de ser una cita internacional de cultura y reflexión sobre los desafíos más urgentes del mundo actual con el diálogo y la palabra como herramienta principal, se están quedando creo lejos de aquel espíritu de arte, cultura, innovación y vanguardia que se vivió en el 72 y que marcó a toda una generación como un soplo de aire nuevo. Ahora, casi nada ajeno nos transforma y poco nos impresiona. Podemos acceder a casi todo desde la pequeña pantalla que llevamos encima y eso nos impide tener la mirada nueva cuando vemos en directo determinados eventos o acciones. Performances o instalaciones artísticas que hace años lanzaban interrogantes a los paseantes hoy se liquidan con una foto enviada por la red. Pero siempre queda la palabra, el mensaje, la intención, la reflexión y el pensamiento para tratar de entender lo que tantas veces nos resulta inalcanzable. En esta intensa y quizás abrumadora cita con la cultura de un cierto nivel y clase que estos días se vive en Pamplona, aunque creo que la ciudad no está siendo un agente activo en ella, las reflexiones que estamos escuchando por el momento no son nada alentadoras sobre el momento actual y el que está por llegar, en “este mundo roto, con condiciones de vida muy difíciles” como decía uno de los ponentes. Predomina el desanimo y la decepción y los mensajes hacia el optimismo no acaban de encajar. “Las palabras revolución y democracia han sido vaciadas de contenido”, decían otras de las expertas, “la libertad está en riesgo” y ya no hay sitio para las utopías. El pensamiento, el arte y la cultura son una palanca más, pero no mueven el mundo si luego no nos movemos las personas. “Nos hemos convertido en seres pasivos” frente a lo que acontece y ante eso solo nos queda dejar de serlo, participación o lo que es lo mismo, más democracia para cambiar y avanzar hacia un mundo mejor.