Hoy se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales y el momento no puede ser más oportuno. Cambio climático, recesión económica, crisis de valores y del modelo de consumo, a lo que se suma estructuras de producción muy industrial y, por tanto, muy masculinizadas, que exigen una profunda reflexión donde las mujeres tienen mucho que aportar. Desde la fundación Mundubat, Gotzone Sestorain, nacida en Leitza e hija de baserritarras, subraya el impacto negativo de la agricultura industrial (grandes extensiones de cultivo para buscar el máximo rendimiento) para el medio ambiente y para la sociedad (despoblación, desaparición de las comunidades rurales, el envejecimiento y una acumulación de los bienes de producción “cada vez en menos manos”). Desde su experiencia y liderazgo destaca también que la ganadería tiene que estar ligada a la tierra, con una alimentación a base de “pastos, forrajes o cereal y proteína vegetal” de la zona. Una agricultura y ganadería que dependan de “las necesidades de alimentación del territorio y no de los intereses del libre mercado”. En un sector que por otro lado resulta cada vez menos atractivo para la gente joven que lo que en realidad demanda son recursos para impulsar proyectos a pequeña escala. Mujeres que conocen bien el equilibrio que supone la vida en los pueblos y que necesitan más espacios políticos para que se escuche su voz . Mujeres que además de su trabajo son “el pilar” que está soportando la vida en los pueblos.