El Gobierno de Navarra ha aprobado ya los Presupuestos para 2023, los más altos de la historia de Navarra con un crecimiento de gasto del 9,4% hasta alcanzar un techo de gasto no financiero (el que no incluye los fondos destinados a amortizar o refinanciar deuda pública) de 5.238,9 millones. Son 472 millones más que los presupuestados para este 2022, un incremento, sin embargo, condicionado en buena parte por el aumento de las gastos generales derivados de la inflación y la energía. En todo caso, el proyecto de Presupuestos de 2023 – que ahora se remitirá al Parlamento de Navarra para su debate–, no va a encontrar obstáculos en su tramitación, ya que el Gobierno de Chivite cuenta con el apoyo de PSN, Geroa Bai y Podemos, más votos de partida que los que agrupa la coalición conservadora Navarra Suma, y tiene abierta la negociación también con EH Bildu e I-E, las otras dos fuerzas que han avalado las Cuentas de Navarra en los tres años que han transcurrido ya de esta Legislatura. Navarra Suma ni está en el diálogo ni se le espera. De nuevo, Navarra tendrá Presupuestos sin la participación de la derecha. Si el año pasado Esparza dio la espantada levantándose de la mesa a los 10 minutos de comenzar la reunión con el Gobierno, este año ni siquiera se presentó. Se borró y ni acudió a la cita. Otro error político más. En estos tiempos es mejor y más valorado por la sociedad estar y participar en una decisión clave como son los Presupuestos que no estar y vocear. Lo cierto es que no le ha ido mal a Navarra con las prioridades presupuestarias de los tres últimos ejercicios sin la participación de Navarra Suma. Como tampoco le fue nada mal a Navarra la Legislatura anterior con los cuatro Presupuestos aprobados por el Gobierno de Barkos. Son los octavos Presupuestos que Navarra aprueba de forma consecutiva, una realidad que confirma la situación de estabilidad institucional y política que atraviesa la comunidad desde el cambio político de 2015 pese a la pandemia y los sucesivos vaivenes globales. Lo importante no es solo que Navarra tenga nuevos Presupuestos para 2023, que también lo es, sino que esas previsiones se ajusten a la realidad de una situación económica, de ingresos y de empleo que sigue apuntado a meses de inestabilidad por delante. Por ejemplo, la previsión de crecimiento de estos Presupuestos apuntan a un 1,4% para el próximo año, aunque los estudios de las entidades financieras lo sitúan alrededor del 1%, como expuso el martes Laboral Kutxa. Cuadrar las previsiones de ingresos y gastos con la realidad de la coyuntura socioeconómica y el devenir de la historia será fundamental para responder a la complicada situación de crisis energética y climática, la guerra en Ucrania y la inflación. En todo caso, el Parlamento debate el proyecto de Presupuestos más estratégico de la reciente historia de Navarra, porque de ellos, del gasto que priorizan, de las partidas de contienen y de la estabilidad que generen depende gran parte de la futura generación de riqueza y empleo y, con ello, del bienestar de la ciudadanía. Y tiene pendiente la luz verde definitiva a los cambios en la política fiscal que beneficiarán a decenas de miles de familias navarras en el IRPF. Hacienda Foral va otra vez tarde mirando a Madrid innecesariamente.
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