Del banco al gimnasio; del cine al centro deportivo. La fiebre del fitness en la capital navarra ha provocado que sus calles –tan emblemáticas e históricas– estén viviendo una transformación física como consecuencia del levantamiento de pesas, las cintas de correr y el crossfit. Actualmente, –según los datos recogidos en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) de Pamplona, en el epígrafe 967.2– la capital navarra cuenta actualmente con 50 instalaciones deportivas –sin tener en cuenta los complejos municipales–, entre las que se incluyen centros tradicionales, estudios especializados en disciplinas como yoga, pilates o boxeo, y espacios de entrenamiento funcional –como crossfit– y en el último año se han dado de alta cinco nuevos establecimientos.
Asimismo, la comarca de Pamplona también se ha sumado a este boom y algunas zonas –como Mutilva u Orkoien– acaban de estrenar sus nuevos espacios y otras –como Huarte, Villava o Burlada– se están preparando para las próximas aperturas de gimnasios que pertenecen a diversas cadenas, como Sparta Sport Center –que está poniendo todo al detalle para inaugurarse en el Centro Comercial Itaroa– o Synergym –que se ubicará en la plaza Ardantzea de Villava, donde antes se encontraba un supermercado Alcampo, y cuyo establecimiento dispondrá de 1.000 metros cuadrados de superficie–, entre otros.
Así, los espacios y locales que habían quedado vacíos se han reconvertido en establecimientos en los que sudar la gota gorda y realizar ejercicio físico. Y, con ello, también se revitalizan barrios enteros: los negocios cambian, se modifican los horarios y surgen nuevas rutinas entre el vecindario. De hecho, todo esto está causado por una nueva tendencia social en la que predomina el culto al cuerpo –ahora se prefiere que sean fibrosos y musculados– y la liberación de endorfinas para obtener un mayor bienestar emocional. Por todo esto, Iruña se ha comprado ropa de gimnasio, deportivas y ha incorporado el ejercicio físico entre los hábitos de sus calles.
Las modas cambian
Aunque esta moda haya cobrado fuerza desde la pandemia, la preocupación por la imagen corporal es algo que lleva sucediendo desde comienzos del siglo XXI, incluso antes. En 2001, los hermanos León –Miren y Josetxo– inauguraron su primer gimnasio en la calle del Río Arga en la Rotxapea porque buscaban “labrarse un futuro” después de que ella participara como judoka en las Olimpiadas. Después, le siguieron otros gimnasios y centros deportivos: en 2012, el Crossfit Pamplona; en 2022, Ikigai Gym Boutique y hace unos meses comenzaron con Ikigai Zen Studio, que busca la plenitud física y mental de los usuarios. Y este cuarto de siglo de experiencia les ha llevado a tener que adaptar su negocio a las preferencias del público en cada época. De hecho, aunque reconocen que ahora los gimnasios se encuentran en su máximo apogeo, “en 2001 también había mucha gente preocupada por su físico”, apunta Miren, técnica deportiva.
En concreto, al principio la gente buscaba la fórmula para perder grasa y peso. Realizaban, sobre todo, trabajos cardiovasculares, como aerobic o spinning –de hecho, hubo un auge de centros especializados en este segundo y, una vez concluyó la moda, se cerraron. Aunque también hubo una ligera tendencia por el culturismo. “Los hombres cogían peso y las mujeres querían estar flacas, y era raro encontrar a chicas en zonas de peso libre, recuerda. Luego, del aerobic se pasó a la zumba y, después, al crossfit, al entrenamiento funcional y a los ejercicios de fuerza.
La fiebre tras la pandemia
Después de varios meses confinados –y una desescalada que motivaba a la gente a hacer deporte–, los estudios empezaron a demostrar que el ejercicio físico no solo mejora, sino que alarga la vida, detiene el envejecimiento y, además, contribuye a un mejor bienestar emocional. “Los usuarios me suelen comentar que el rato que pasan aquí les ayuda a desconectar de sus vidas, que en ocasiones son complicadas, disfrutan, generan nuevos círculos de amistades mientras mueven sus cuerpos. Es decir, en el ejercicio encuentran múltiples beneficios”, comenta Iván Chica, uno de los fundadores de Crossfit Iruña, ubicado en Orkoien, que se inauguró el pasado septiembre. En esa misma línea, León reconoce que antes de 2020 las personas que transitaban por las instalaciones eran, sobre todo, jóvenes, pero desde entonces el abanico de edades abarca desde los 18 hasta los 60 –o, incluso, 80– años.
De la misma manera, también ha habido modificaciones con respecto al tipo de cuerpo que buscan cada uno de los usuarios. En especial, desde que ocurrió el boom del crossfit y muchas mujeres prefirieron estar musculadas y fuertes a mantenerse delgadas con ejercicios cardiovasculares. “Ahora, por fin, se empieza a entender que las mujeres también somos guapas estando fuertes”, dice. Esto es, se está produciendo una equidad entre el tipo de actividad física que realizan hombres y mujeres. Y, además del ejercicio de fuerza, también se le está poniendo especial atención a los entrenamientos funcionales, la movilidad y el cardio. “Se está buscando al deportista completo que trabaja todos los campos”.
En busca del cuerpo perfecto
Las redes sociales, en donde se ven cuerpos especialmente normativos y musculados –que muchos consideran “perfectos”–, también han provocado un auge en el fitness, pero desde la perspectiva contraria. La de hacer ejercicio para tener el mismo cuerpo de una influencer. “Hay muchas chicas que vienen con la idea de tener las piernas y los glúteos marcados, pero a mí me gusta decirles que el deporte no es para conseguir un cuerpo, sino para que se sientan bien. No debería ser el objetivo, sino la consecuencia. Hay que tratar de encontrar la mejor versión de uno mismo, con lo que nos sintamos liberados y cómodos porque así mejorará nuestra autoestima y cuidaremos la mente”, señala León. De la misma manera, Chica defiende que, al principio, los usuarios no tienen mucha idea de qué cómo se esculpirán sus cuerpos, pero “sí son conscientes de que vienen con el objetivo de cambiar su estilo de vida y mejorar cuestiones como la alimentación. Los resultados físicos llegan más o menos pronto, pero lo fundamental es que desconectan y se liberan de la rutina, que a veces puede resultar pesada”. Porque el gimnasio es la nueva moda, pero nada sienta mejor que cumplir con la expresión mens sana in corpore sano.
Cadenas de gimnasios
Las instalaciones deportivas locales, dependiendo de su superficie, están diseñadas para que puedan usar sus materiales alrededor de 300 socios, tal y como ocurre en todos los gimnasios de los hermanos León –y, en el caso de Crossfit Iruña, entre 160 y 170 alumnos. No obstante, en cadenas –como Sparta, Synergym o Altafit– el número de usuarios puede multiplicarse hasta diez veces. De hecho, en uno de los centros de Altafit –que abrió en el año 2016 y que se sitúa en la estación de autobuses de Pamplona– ya suma más de 3.200 socios y en las horas puntas –sobre todo, por la tarde, cuando la gente termina de trabajar– se tienen que compartir muchas de máquinas habilitadas para ejercicios de fuerza y de entrenamiento funcional.