Hace unos días denunciaron a una txaranga que recorría Calderería y cuesta del Labrit en, según dice la nota de prensa del Ayuntamiento de Pamplona, “un horario inadecuado”. No sé, me parece una desfachatez. No sé dónde vamos a llegar. ¿Qué daño le hace una charanga a la ciudad, con la animación y la alegría que aporta y más a según qué horas? Tú eres vecino de Calderería y estás con las ventanas cerradas a cal y canto para no oír el maremágnum exterior y viendo seguro que una peli checoslovaca deprimente y si pasa una charanga seguro que te animas y se te van los pies. Además, que estaba contratada para una despedida de soltero. Les arruinasteis la despedida a esos solidarios o solidarias vecinos o vecinas. Vecinos o vecinas del Casco Viejo imagino que no serían, pero del Universo seguro que sí. Bueno, a lo mejor no, a lo mejor no. Yo creo, sinceramente, que todos somos conscientes de que queriendo o sin querer hemos metido mucho ruido cuando hemos salido por lo viejo de parranda, que han sido muchos años y muchas parrandas. Pienso que todos asumimos eso. Y sabemos, todos y todas, que sencillo no es variar una cultura, que te encamina como un cuello de botella –con perdón– a hacer lo mismo, en los mismos sitios y a todo volumen durante décadas y décadas. Pero es que la vida ha cambiado. De la misma manera que ahora somos por suerte más sensibles y conscientes de abusos que cometíamos en el pasado con colectivos, situaciones, etc, también deberíamos serlo de la protección de la ciudad y de sus habitantes como de algo capital para todo político que la gestione. Maya no va a hacerlo. Está muy claro que va con el lobby y que lo que hará será lo mínimo y cuando no le quede más remedio. Pero hay que ir sembrando para cuando vengan otros. Si no pasa lo que pasa: gente aparentemente normal tiene los santos cojones de contratar a nada menos que una charanga para una despedida.