A Maya se le volvió a aguar la fiesta. Lleva mala racha. Parece gafado este alcalde, entre la pandemia y la lluvia se esta quedando sin la foto fija de los días grandes de Iruña y ya no le quedan muchos, más bien parece que éste era uno de los últimos. Todo pasa por algo, eso suelen decir, hasta la lluvia, tan necesaria como inoportuna a días. Parece que a Maya le llueve por todas partes, en la procesión suspendida y dentro de su partido y me da que ese es el agua que más le está calando, porque le cae gota a gota de donde menos se lo espera. Y si se cumplen los pronósticos creo que seguirá lloviendo en UPN unos cuantos días, en ese tiempo de espera que él mismo se ha marcado para llegar a dónde todos y todas ya sabemos que es su destino. Llovió el día seis de julio en uno de los veranos más secos de la historia, pasando por agua un Chupinazo esperado e histórico tras dos años sin poderse celebrar y volvió a llover en San Saturnino (el año pasado nevó) justo cuando la ciudad estaba de nuevo preparada para vivir otro día de fiesta, y se quedó sin gigantes ni procesión. Pero la procesión seguro irá por dentro del alcalde en la decisión de su futuro político. UPN parece que está esperando a que escampe para tomar alguna postura clara sobre sus listas y sus siglas aunque las previsiones meteorológicas no apuntan muchos claros para los próximos días. A Maya solo le queda mirar al cielo y esperar.