Esta semana medianera de febrero ha contenido el Día de la Radio (13) y el Día de los Enamorados (14). Confesión: la radio es mi mayor amor. El actual Día Mundial de la Radio ha cumplido doce años desde que la UNESCO lo instaurara en 2011 y la Asamblea General de Naciones Unidas lo adoptara en 2012, en fecha coincidente con la de creación (1946) de su propia emisora como un servicio de noticias para Conectar la ONU con los pueblos del mundo. El Día de la Radio que yo conocí de muy joven se celebraba a finales de marzo. Proclamado por el Papa Pío XII en 1951 bajo la advocación de San Gabriel, designado patrón de las telecomunicaciones y sus trabajadores. El Arcángel Gabriel anunció a María su embarazo y el nacimiento del Salvador, por lo que fue considerado como “el primer gran comunicador”. Todo un cronista precursor de la prensa rosa. En la actualidad, el santoral lo acoge el 29 de septiembre, siempre junto a sus colegas Miguel y Rafael. El Día de la Radio no confesional tiene cada año un lema. En 2023, Radio y Paz. La UNESCO lo razona así: “La guerra, como antónimo de la paz, significa un conflicto armado entre países o grupos dentro de un país, pero también puede traducirse en un conflicto de narrativas mediáticas. La narrativa puede aumentar las tensiones o mantener las condiciones para la paz en un contexto determinado: pesar sobre el desarrollo accidentado o tranquilo de elecciones, el rechazo o la integración de los retornados, el aumento o la atenuación del fervor nacionalista, etc. Al informar al público en general, las emisoras de radio moldean la opinión pública y enmarcan una narrativa que puede influir en las situaciones nacionales e internacionales y en los procesos de toma de decisiones”. Admite que “la radio puede alimentar los conflictos”, aunque “la radio independiente debe considerarse parte integrante de la paz y la estabilidad como pilar para la prevención de conflictos y la consolidación de la paz”. Amén.