Reconozco, padre, que he pecado, pero no puedo evitar reírme con el espectáculo que está dando la derecha, o el centro-derecha, o como quieran llamarse. Hasta ahora era fácil distinguir a la gente de UPN y a la del PP. Aunque fuesen de la mano a las elecciones hasta en la ropa y el peinado se veía claramente de qué parte era cada uno. Las pulseritas con la bandera española, por ejemplo, no dejan lugar a dudas. Aún así la derecha siempre se ha cuidado muy bien de lavar los trapos sucios en casa y sus broncas internas se quedaban de puertas adentro. Ahora, sin embargo, andan a degüello y eso es divertido. A Javier Esparza le llueven las críticas de la derecha más española y al PPN le acusan de ir mendigando a ex-regionalistas para engrosar sus filas. Será interesante también con quién rellenan sus listas Vox y Ciudadanos…

Y también tengo que confesar, padre, que me he reído un montón con el descontrol interno del Ayuntamiento de Pamplona a la hora de preparar el tercer escalón de la dichosa “escalerica”. Maya parece muy interesado en alargar el efecto San Fermín todo el año, al más puro estilo pan y circo, sin embargo está teniendo más complicaciones de las esperadas y la escalera se le está convirtiendo en un Vía Crucis. Mañana habrá concierto en el Boulevard de Anelier, en la Rotxa, con Goxuan Salsa, el grupo de moda que canta ritmos latinos en euskera, todo un intento de agradar al barrio obrero más poblado de la ciudad. De hecho, estaban incluso dispuestos a dejarles poner una barra durante el concierto, como aceptó el área de Comercio y Turismo, pero esto último no ha podido ser porque el área de Seguridad Ciudadana denegó la licencia. Otro tropezón en la “escalerica”.