Erripagaña es un caso paradigmático de barrio dormitorio fruto en su origen de una mala planificación urbanística. El fallido polígono industrial y terciario promovido por los ayuntamientos de Burlada y Egüés terminó convirtiéndose en residencial y, por lo tanto, en un negocio más lucrativo. Las Normas Urbanísticas Comarcales de 1999 -que aprobó el Gobierno foral- pintaron viviendas en el paraje enfrentado a Mendillorri lo que fue aprovechado por diferentes promotoras que habían comprado suelo para lanzar en 2004 - en pleno boom inmobiliario y bajo el mismo paraguas de PSIS (plan supramunicipal que tiene que aprobar el Gobierno)- 3.500 viviendas más un centro comercial, que terminaron siendo 4.000 en 2006 y, con la ley foral de 2010 -hasta un 30% más- , 5.834. Las viviendas se fueron haciendo pero sin un cronograma de servicios. Hoy es el día en el que no hay escuela infantil, ni colegio, ni centro de salud, ni biblioteca, polideportivo. Más de 2.000 vecinos salieron este sábado a la calle para denunciar el abandono que sufren por parte de las Administraciones. Los problemas que genera la división administrativa entre los 4 ayuntamientos (Pamplona, Burlada y Valle de Egüés) pueden afectar al mantenimiento de la urbanización pero no debería ser un pretexto para que desde el Gobierno foral se cogiera el toro por los cuernos y se abordara la construcción de equipamientos básicos empezando por el sanitario. Sobre todo cuando es el propio Ejecutivo el que autoriza construir 471 viviendas más en la antigua parcela comercial. Los vecinos comparan -y con razón- Erripagaña con Lezkairu, que se construyó “un poco más tarde y ya tiene casi de todo”. La “niña bonita” tiene escuela infantil (Ayuntamiento de Pamplona), un centro de salud para 8.500 pacientes (Educación) y el nuevo colegio se espera que abra para septiembre. En Erripagaña reclaman una respuesta unitaria para un sector donde conviven y van creando espíritu de comunidad 12.400 personas -sin una plaza donde reunirse- y que alcanzará las 17.300. Parte del vecindario ni siquiera se empadrona para poder acudir al médico y al pediatra “de toda la vida” y no tener que trasladarse hasta Sarriguren. Hace dos años el Gobierno foral se comprometió en base a un estudio de necesidades a corregir las carencias de un sector donde, desde anteriores administraciones, se priorizaron las viviendas y no las dotaciones. Apunto de terminar la legislatura y el centro de salud tiene solar (cedido por Burlada) pero no consultorio y la escuela infantil y el colegio, lo mismo; existe un convenio entre el Ayuntamiento de Burlada y Educación con una parcela vacía.