Es curioso cómo vemos y valoramos las cosas que nos pasan. Una misma realidad puede tener tantas percepciones diferentes como ojos que la miren. Lo que para unas personas es urgente e importante para otras no entra en la categoría ni siquiera de algo que mirar despacio. No siempre es fácil relativizar, ni cambiar la perspectiva, y hay ocasiones en la vida en la que yo diría que es casi imposible hacerlo. Nos pasa a diario, con pequeños conflictos o problemas en los que nos quedamos anclados. ¿Cómo quitarle importancia a algo que para una persona es prioritario y hasta vital en un momento concreto? Supongo que para los letrados de justicia que estos días y desde hace semanas están de huelga sus reivindicaciones serán importantes y urgentes. Solo sé que en este caso esa huelga, y son ya demasiadas huelgas de trabajadores públicos en estas fechas preelectorales, para lograr un incremento salarial, está teniendo unas consecuencias muy dañinas para la sociedad, para las personas que están viendo como sus causas judiciales quedan aplazadas, no por un día o dos, ni por un mes sino hasta por un año. Miles de juicios y demandas pendientes que se acumulan en los juzgados. Cuestiones vitales, esenciales y urgentes si hablamos de juicios por despidos, por cobro de pensiones, por incapacidades laborales. Procesos que por otro lado casi siempre afectan a los más desfavorecidos, quienes tendrán que seguir esperando ese juicio del que depende cómo será su vida después.