Siempre se puede pillar algo, habrían reflexionado los estrategas de campaña del PP, y hay que tomar nota de quién, dónde y por qué les ha ido bien a otros. Y no fueron a aprender precisamente a prestigiosas escuelas de marketing y comunicación, porque a la hora de contar votos lo que vale es la cantidad y no la calidad. Y calcularon. ¿Quiénes dieron millones de votos sin mayores escrúpulos ideológicos? Los cristianos evangelistas. ¿A quién se los dieron? A Bolsonaro y a Trump, políticos solventes y cercanos. Y decidieron probar. En Madrid, claro, donde abundan las comunidades latinas iniciadas en su tierra por fanáticos predicadores y adictas al culto de aspavientos y fervores. El gurú Miguel Ángel Rodríguez hizo sus cálculos -500.000 votos en todo el Estado- y ante el advenimiento de las elecciones municipales y autonómicas asesoró como sabe hacerlo, sin escrúpulos, a la caza del voto evangélico latino tan abundante en la periferia de Madrid.

El gurú Miguel Ángel Rodríguez hizo sus cálculos y ante el advenimiento de las elecciones fue a la caza del voto evangélico latino tan abundante en Madrid

Y la jerarquía madrileña del Partido Popular contrató a una tal Yadira Maestre, pastora del Centro Apostólico Cristo Viene, del barrio de Usera. Una vez fichada la estrella, el PP se inventó la jornada Europa es Hispana y congregó, nunca mejor dicho, a una nutrida representación de la comunidad colombiana, venezolana, dominicana y boliviana que respondió con entusiastas y devotos ¡¡Amén!!, ¡¡Aleluya!! a los alaridos entre místicos y rancios de la tal Yadira. De cuerpo presente, y bendecidos por la predicadora, la plana mayor del PP madrileño, el alcalde, la lideresa y como pontífice, el reverendo Núñez Feijóo. El mitin-concelebración, con su pastora, sus reiteradas imprecaciones de aménes y aleluyas, terminó con el meneo colectivo del himno El-ti-bu-rón, el-ti-bu-rón en orgía de reguetón y perreo sin que cesasen los aménes y aleluyas, brazos al cielo y aplausos fervorosos. Es de suponer que el pretendiente Núñez Feijóo se debería estar preguntando por qué coño dejó Galicia.

Folklores aparte, y reconociendo que la comunidad latinoamericana puede ser un importante y codiciado aporte electoral, no es extraño que la predicadora inicie el mitin con la plegaria “Padre Celestial, que cada día el amor se halle en el corazón de este partido, desde al número uno nuestro señor Feijóo hasta nuestro querido alcalde”, plegaria compartida con los primeros aménes y aleluyas de la congregación. No le hizo ascos el PP a que la tal Yadira Maestre sea conocida como ultraconservadora que ha llevado a su comunidad evangélica como rebaño a todos los actos multitudinarios convocados por ese partido y los ha convertido en macroeventos religiosos.

Teniendo en cuenta que nacieron como respuesta a la Teología de la Liberación, los cristianos evangélicos, que proliferan en Latinoamérica y en las comunidades latinas de la emigración, constituyen un sector social fanáticamente conservador, acrítico y opuesto a cualquier signo evolutivo o progresista. Bien lo sabían Bolsonaro y Trump, que acogieron y mimaron a las masas ultras evangélicas absolutamente dóciles a sus pastores. Ahí, a esa bolsa de votos, ha pretendido el PP echar mano y en esos aquelarres se las verán durante los dos meses que faltan los candidatos y las primeras figuras del Partido Popular, perreando entre aleluyas al Cristo Viene. Eso sí, sin reconocer a sus feligreses ningún derecho como inmigrantes y deseando deshacerse de ellos y de su desafortunada situación en cuanto hayan depositado su voto.