Gastronomía política. El menú electoral se elabora a fuego intenso en las cocinas de campaña y se sirve frío en la mesa. Como la venganza. Pablo Iglesias, líder in pectore de Unidas Podemos, tuvo que digerir una “ensalada de hostias”, según resumió tras masticar los comentarios salpimentados que le sirvió Yolanda Díaz en el programa de Jordi Évole. La ministra candidata a la Presidencia de Gobierno desveló los arrebatos de malhumor de quien fuera su mentor, el control que mantiene sobre la estructura del partido y hasta cómo la nombró ministra “a dedo”. A Iglesias, que se puso morado tras engullir el rancho que le sirvió Díaz, no le gusta este proceso de deconstrucción de la izquierda que puede acabar haciendo de un plato grueso y calórico, pequeñas raciones fragmentadas que, sí, conservan la esencia en el sabor, pero dejan hambriento de ración a su electorado y ponen los dientes largos a la derecha, al PSOE también.

Pero en la réplica que Iglesias dio a Díaz el día después, la figura que mejor encaja con el intercambio de acusaciones que mantienen Unidas Podemos y Sumar no es la de una ensalada de reproches sino la de una hondonada de hostias. Quiero decir que veo al líder podemita más en el papel de Manquiña en la película Airbag cuando suelta a los mafiosos portugueses aquello de “vamos a llevarnos bien porque si no van a haber hondonadas de hostias aquí”. Dicho lisa y llanamente, sin aditivos, como la cocina de la abuela. Pero, en fin, mejor hostias servidas en ensalada que a puñetazos, sin más condimento que mala uva. Porque como ingrediente, las otras hostias, las obleas (hechas de pan ácimo, que no lleva levadura), resultan completamente insípidas, aunque tengo grabado en las papilas gustativas cierto toque de tabaco negro que les daban los dedos amarillentos de aquel sacerdote, fumador empedernido, cuando daba la comunión. Pero esa es otra historia.

Ya digo que este primer plato de ensalada augura una mala digestión que no arregla una dosis de Almax. Iglesias y Díaz han separado sus caminos y lejos de Podemos Sumar el único cálculo político en un año electoral es que solo Pueden Restar. Lo que tirando de dicho popular viene a ser como hacer un pan como unas hostias.